Balears no se encuentra entre las comunidades con una tasa aceptable de médicos por habitante. De hecho, se encuentra por debajo de la media estatal y es prácticamente la última en cuanto a tasa de farmacéuticos. A pesar de ello, la lista de espera para las operaciones ha disminuido casi un 18 por ciento en un año (según datos de junio), buena noticia si se tiene en cuenta que todavía hay casi 10.000 pacientes esperando a ser citados para someterse a una intervención.
El déficit de personal médico es un hecho que afecta directamente a los ciudadanos y en el que tiene que ver, y mucho, el considerable aumento de la población. El incremento del número de residentes en las Islas no se corresponde con el estado de la financiación sanitaria, mejora que ya ha reclamado el Ejecutivo balear y que todavía no ha sido atendida por el Gobierno de Zapatero.
A pesar de esta escasez de personal médico, Balears puede presumir de ser una de las comunidades donde la sanidad pública goza de buena salud en cuanto a su calidad profesional. De hecho, muchos son los británicos y alemanes que optan por viajar a Mallorca para ser atendidos en centros hospitalarios, haciendo uso legítimo de su condición de comunitarios.
La calidad sanitaria no está reñida con la profesionalidad, pero sí podría llegar a estarlo si continúa aumentando la población en las Islas y no se incrementa la tasa actual de 431,75 facultativos por cada 100.000 habitantes en la Comunitat. Los dos futuros hospitales en Mallorca y Formentera pueden ayudar a mejorar bastante esta situación, pero hasta entonces habrá que seguir esperando y padeciendo las consecuencias de la falta de personal médico.