Los últimos meses de vida de Fomento del Turismo han sido un calvario sin alivio por la grave situación económica que padece la institución nacida hace ya más de setenta años con el único objetivo de promocionar las Pitiüses primero y sólo Eivissa en los años más recientes hasta el punto de que su continuidad está amenazada. De momento sólo existen declaraciones de intenciones para dar cobertura financiera a una entidad que lleva a sus espaldas un bagaje sin parangón en las instituciones con autoridad en materia de turismo. El presidente del Consell, Pere Palau, anunció el viernes medidas que disipen las negras nubes que a día de hoy se ciernen sobre Fomento, pero en el aire quedan todavía las dudas sobre el papel que éste debe ocupar en el nuevo organigrama oficial de promoción, sobre todo a raíz de la aparición, impulsadas por el Govern balear, de las fundaciones creadas esta legislatura.
La junta directiva de Fomento del Turismo acordó el miércoles una deuda que superará los 80.000 euros, una cantidad que si bien no es rimbombante, sí puede suponer el inicio de una grieta que acabe con su existencia. La entidad, precisamente, achaca al nacimiento de la Fundación para la Promoción Turística de Eivissa y Formentera el origen de este débito, puesto que es, por ley, ahora la destinataria de los fondos públicos dirigidos a esta actividad, lo cual no deja otra alternativa que la de rehacer el planeamiento teórico que saque a la entidad promocional de su crisis, si es que, como sería lógico, se quiere seguir contando con su experiencia y conocimiento. El Pacte ha denunciado con reiteración la nueva situación promocional, y no deja de llevar una parte de razón, pero la importancia de continuar trabajando sin descanso en la imagen de la isla debe ser el único objetivo. De ahí la necesidad de definir con tino y elegancia qué papel corresponde a quién.