Hay coincidencia general en el asunto del secuestro de la revista satírica 'El Jueves' por una portada en la que aparece una caricatura de los príncipes de Asturias en una postura sexualmente explícita y con un texto, realmente de mal gusto, referido a la medida gubernamental de premiar la paternidad con 2.500 euros. La viñeta, que ha tenido una amplia difusión en internet, es claramente zafia y grosera, pero la medida judicial de secuestrar la publicación ha sido desproporcionada.
En el actual marco democrático, que ampara la libertad de expresión y de información, el secuestro de una publicación debe tener un carácter excepcional cuando se han vulnerado derechos fundamentales. Pero éste no el caso. Tanto el fiscal como el juez han actuado de manera precipitada y han dado a la revista una publicidad contraproducente. Gracias a las nuevas tecnologías y poco después de conocerse la decisión judicial de ordenar el secuestro, miles de internautas podían acceder a la polémica portada, con lo cual ha quedado demostrada la poca efectividad de una medida que podía tener un sentido hace años pero no ahora.
La segunda cuestión a considerar es si es aplicable en este caso el artículo 490 del Código Penal, que sanciona con hasta dos años de prisión el delito de injurias contra el Príncipe heredero. Ciertamente, la libertad de expresión tiene unos límites y, posiblemente, en el asunto que nos ocupa se haya faltado al respeto que se merece cualquier persona, sean o no de condición real. No se puede descartar, pues, algún tipo de responsabilidad penal, pero no parece probable que un tribunal condene a los responsables de la revista aplicando este artículo, que el legislador pensó para asuntos de mayor importancia. Si no se archiva la denuncia, es posible que se acabe tipificando como una falta. Por lo tanto, lo mas acertado hubiese sido una actuación judicial más moderada. Tal como se ha hecho se la logrado todo lo contrario.