La sentencia de la Audiencia de Madrid, que valora el informe policial relativo a la vinculación de ETA y el atentado islamista del 11-M por la aparición de restos de ácido bórico en sendos domicilios, cierra "esperemos que de manera definitiva" la llamada 'teoría de la conspiración' que, con el apoyo de determinados grupos mediáticos, trata de hacer pasar por verosímil la autoría etarra en la masacre provocada en los ataques a los trenes de cercanías de la capital de España en la mañana del 11 de marzo de 2004. Los diferentes fallos judiciales ha demostrado que nunca ha existido una relación entre etarras e islamistas, tal y como corrobora esta última sentencia.
En opinión del tribunal, que absuelve a los policías que redactaron el informe final, el ácido bórico es una sustancia de uso doméstico "puede utilizarse como insecticida o como desodorante" y que, por tanto, es irrelevante que apareciese en el domicilio canario de un islamista y cuatro años antes en la residencia salmantina de unos etarras. Una primera versión del informe incluía observaciones «acientíficas» que relacionaban ambos movimientos terroristas, las cuales fueron retiradas en la redacción definitiva del documento pericial, este hecho ha sido considerado por los magistrados como simple «irregularidad administrativa».
Uno de los episodios más dolorosos de la reciente historia de España, el atentado del 11-M "el más grave de los cometidos en Europa", merece que sea aclarado hasta el último detalle sobre su autoría. Por eso hay que celebrar que, aunque sea con una lentitud exasperante, la Justicia deslegitime tesis que sólo habitan en las mentes de quienes buscan perversas razones para justificar sus errores o explicar las derrotas políticas. Lo sustancial es que los responsables de aquella matanza han sido ya juzgados y condenados.