Los presidentes de las dos principales patronales del comercio balear, Afedeco y Pimeco, Bartomeu Servera y Bernat Coll, respectivamente, han reiterado su oposición frontal a la aplicación de la llamada 'directiva Bolkestein' de la Unión Europea que supondrá, en términos globales, la liberalización de las grandes superficies ya que anula, en la práctica, los requisitos que condicionaban este tipo de establecimientos. El rechazo de los pequeños y medianos comerciantes les lleva a plantear, incluso, la posibilidad de llevar adelante cierres patronales. No es la primera ocasión que los comerciantes tratan de frenar la constante expansión de las grandes superficies en Balears, llegándose a aprobar una moratoria y una ley muy restrictiva respecto a superficie, empleados y facturación. En el ámbito estatal, la 'directiva Bolkestein' también obligará a introducir cambios respecto a la reglamentación actual. El planteamiento de Afedeco y Pimeco es comprensible desde su punto de vista, para ambas organizaciones -conviene recordar su papel fundamental del sector que representan como motor económico y generador de puestos de trabajo- las grandes superficies se interpretan como una amenaza seria para su supervivencia. El discurso debe ser matizado. El pequeño y mediano comercio debe mejorar su competitividad y aprovechar como oportunidades la aparición de este tipo de establecimientos. De hecho, tanto en su interior como en las inmediaciones proliferan los comercios que se aprovechan de su reclamo ante los consumidores. Se trata, por tanto, de readaptar los esquemas al nuevo marco legal y, en especial, a la demanda real de la clientela; un reto en el que no caben privilegios.
La directiva Bolkestein y el comercio balear