Después de que Israel anunciara una tregua unilateral, Hamás ha hecho lo propio aunque condicionando el alto el fuego a la retirada del Ejército hebreo de la Franja de Gaza en una semana. Es una situación de paz 'frágil', tal y como la definió el primer ministro israelí, Ehud Olmert; pero ciertamente abre una puerta a la esperanza. Si ambas partes son capaces de contener su belicosidad y retomar la vía del diálogo, el escenario de Oriente Próximo podría cambiar radicalmente en un espectacular giro enormemente positivo.
Sin embargo, debe prevalecer la prudencia por cuanto no es la primera vez que una situación de paz relativa se ha convertido en una guerra abierta en aquella zona por cualquier acción u omisión de uno u otro lado. Es evidente que a Israel le asiste el derecho a protegerse de los ataques, pero también es una realidad que la respuesta ha sido desproporcionada y que la peor parte se la han llevado multitud de víctimas inocentes palestinas. Como también es constatable el hecho de que la reacción de la comunidad internacional en este último brote de violencia ha sido tardía y, en ocasiones, hasta tibia. Aunque debemos reconocer que la mediación ha sido esencial en el tramo final que ha conducido a las declaraciones de tregua por parte de Israel y de Hamás.
Otro factor que puede influir en el futuro de la zona es el cambio en la presidencia de Estados Unidos. La Administración Obama puede apostar, como así lo dio a entender la futura secretaria de Estado Hillary Clinton, por reforzar la vía diplomática en la política internacional de su país, algo que puede redundar en beneficio de la estabilización definitiva y de una paz duradera en Oriente Próximo.