La firma ayer en el Consolat de la Mar del gran acuerdo entre el Govern y los principales agentes sociales para materializar un paquete de medidas destinadas a hacer frente a la crisis supone, en buena medida, un cambio radical en la estrategia para minimizar los efectos de la recesión económica en Balears. Un total de 560 millones de euros se van a poner a disposición de la inversión pública con cargo a los presupuestos autonómicos, una cifra importante que se añade a otras aportaciones estatales "como el fondo que gestionarán los ayuntamientos". En definitiva, se trata de plantar cara a la situación para tratar de romper esta dinámica perversa en el que la desconfianza acaba siendo el principal elemento decisorio en las relaciones financieras y comerciales.
Lograr el apoyo de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB) y de los principales sindicatos, UGT y CC OO, es un indudable éxito del Govern y al que le ha faltado un punto de generosidad al orillar, por cuestiones protocolarias, la patronal de la pequeña y mediana empresa; un segmento fundamental en la trama económica de nuestras Islas.
Con todo, lo más importante del acuerdo firmado serán, sin duda, los resultados y éstos, todavía, son una incógnita. Frenar la destrucción masiva de empleo y lograr reintroducir unos índices mínimos de actividad económica en Balears hasta que se produzca la recuperación general de la economía son los objetivos más razonables, y realistas, que cabe esperar de los planes firmados. Quizá, como siempre, se ha cometido el error de llegar tarde, un mal en el que por desgracia han coincidido demasiados gobiernos. Ahora sólo cabe desearnos suerte.