El tercer debate sobre el estado de la autonomía de la actual legislatura protagonizado por el president del Govern, Francesc Antich, ha quedado marcado por el difícil contexto económico en el que se encuentra Balears y contra el que los esfuerzos de la Administración autonómica resultan insuficientes. Mientras las cifras del paro se contabilizan por decenas de miles de trabajadores, las medidas que se plantean apenas alcanzarán a centenares de desempleados, una prueba de que la capacidad de maniobra real que tiene el Govern para hacer frente a la crisis es muy escasa, por no decir nula.
La intervención del presidente, que abre el debate, había generado no pocas expectativas por su adelanto en comparación con debates de años anteriores. A falta de la intervención de los portavoces parlamentarios que tendrá lugar hoy, Antich se ha limitado a esbozar un repaso de los principales proyectos que ya tiene en marcha, apropiándose incluso de algunos que se financian en buena medida con recursos procedentes de Madrid, como es el caso del Plan Renove turístico o la remodelación de la Playa de Palma.
El acuerdo con las cajas de ahorro en la moratoria de las hipotecas pendientes para las familias en dificultades es uno de los anuncios más notables en el pórtico de este debate, una medida positiva pero de la que todavía se desconocen los detalles. El president sigue apostando por un cambio en el modelo económico de Balears, que pretende sustituir el motor de la construcción por el de la innovación, pero su exposición sigue adoleciendo de falta de concreción y compromiso con los principales agentes sociales de Balears. En estos momentos es imprescindible abandonar el voluntarismo en favor de propuestas tangibles.