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OPINIÓN| Paco S. Pérez

Ceremonia de la confusión

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Todavía no era 28 de diciembre pero como si lo fuese. El domingo, en Sabadell se dieron cita poco más de 3.000 personas para celebrar su particular día de los Santos Inocentes o, en su versión anglosajona, el Fool's Day (Día de los tontos). Tras diez horas de ‘reflexión', entrada la noche, la ceremonia de la confusión llegaba a su clímax: empate a 1.515 votos. Según un Catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad de Sevilla, un suceso imposible. La probabilidad de que 3.030 votantes empaten con 1.515 votos es 1/3029 = 0.00033014. Otro catedrático apuntó que es como si lanzases 3.030 monedas al aire, la mitad cayesen de cara y la otra parte, cruz: Improbable.

El entretenimiento está bien si no fuese porque está en juego el Gobierno de Catalunya. Ayer, día de los Santos Inocentes, un asambleario de la CUP de nombre David Vitali alimentaba un poco más el esperpento al anunciar, tweet mediante, «Per motius familiars soc a Andalusia i no he pugut anar #ANECUP. Espero que no vagi d'un sol vot. La clavó. Seguramente de haber asistido sería la moneda que cae de canto. Artur Mas continúa aferrándose a cualquier clavo y en este caso hará bueno el refrán español: A río revuelto, ganancia de pescadores.

Y de la ceremonia de la confusión catalana, a la confusión general que vivimos desde el 20-D. Mariano Rajoy sabe que, hoy por hoy, su investidura está más complicada que la de Mas, pero intentará sumar fuerzas a los 123 votos de su grupo. Rajoy continúa su ritmo ‘gallego', mientras Pedro Sánchez fuerza la máquina para conseguir el apoyo de Podemos antes de que su partido le fagocite. No descarten que «asalte el cielo» de la mano de Pablo Iglesias. Y en esta ceremonia de la confusión, Albert Rivera ya no descarta integrarse en un gobierno.

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