Estamos de enhorabuena en las Pitiüses porque hemos empezado el año estrenando un servicio de radioterapia en el hospital Can Misses. Sin duda, se trata de una más que buena noticia pero tampoco hay que quedarse dormido en los laureles porque nuestra sanidad pública aún deja mucho que desear. Y no me refiero a los últimos datos de lista de espera, que no son nada buenos, sino también a los desplazamientos de enfermos y familias que han de salir fuera de la isla para ser atendidos en servicios como cirugía vascular o la cirugía pediátrica. En muchas ocasiones no se trata de enfermedades graves, pero sí que es cierto que ocasiona un grave trastorno al núcleo familiar. En el caso de los niños, los padres han de abandonar sus trabajos para acompañar a sus hijos.
Pero qué haces cuando se encuentran en esa tesitura, ¿te despides? ¿lo coges de vacaciones? Lo cierto es que te vas con tu hijo, como si se va al fin del mundo, y ya te apañarás. Es duro decir esto, pero es así. Carmen Tur, la impulsora del Movimiento pro Radioterapia, aseguraba recientemente que con la llegada de la radioterapia no iban a terminar las reivindicaciones para Eivissa.
«Estoy jubilada, pero no retirada», avisaba esta enérgica mujer cuando le pregunté qué iba a pasar con el movimiento ciudadano tras la puesta en marcha de radioterapia. Hay ayudas para desplazamientos pero insuficientes para hacer frente a todo lo que suponen estos traslados de familiares y acompañantes. Otra opción es que se aumente la cartera de servicios en el nuevo hospital de Eivissa. En fin, todo es discutible y revisable pero lo que es cierto es que la radioterapia no tendría que ser el único servicio sanitario nuevo para las Pitiüses. Que cuando cojamos un avión a Palma, Madrid, Barcelona o Valencia sea para irnos de vacaciones, no para ir a un hospital.