Han pasado dos siglos, pero hay cosas que no cambian. Las vivencias que relataba Mariano José de Larra en su Vuelva usted mañana se siguen reproduciendo doscientos años después. Males endémicos como la pereza que se extienden por las administraciones y entre la clase política.
En nuestro entorno más cercano, el ‘vuelva usted mañana' lo podríamos aplicar a la situación que estamos viviendo con los robos en numerosas viviendas. La presunción de inocencia es una garantía consagrada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En el derecho penal moderno solamente se admiten medidas precautorias cuando hay riesgo de fuga o peligro cierto de que la persona afecte la investigación del hecho de forma indebida. La oleada de robos que han sufrido muchos vecinos de Eivissa generó, en un primer momento, una sensación de inseguridad que ha derivado en una sentimiento de indefensión. Muchos de ellos han visto cómo su casa era asaltada en más de una ocasión y que los individuos eran posiblemente los mismos. Los ladrones delinquen, muchos de ellos son detenidos, pero son muy pocos los que llegan a cruzar el umbral de la puerta de la cárcel. Son las cosas del Código Penal. Una víctima me comentaba el otro día que la justicia es algo parecido al ‘vuelva usted mañana'. Las fuerzas de seguridad los detienen, pasan una o dos noches en los calabozos pero luego quedan en libertad, y vuelven a delinquir.
En su texto, el maestro Larra criticaba la pereza de los españoles para hacer las cosas. En el caso de la delincuencia en Eivissa se concentran varios factores. Así, tenemos delincuentes que se acogen a su particular «vuelva usted mañana a delinquir». Y también está la pereza de una clase política enfrascada en una sucesión de campañas electorales con mucho ruido y pocas nueces. Muchas promesas y pocas soluciones. Mañana, vuelva usted a votar.