Por fin han deshojado la margarita con el tema de la investidura y será antes de lo previsto, a finales de este mes, cuando el común de los mortales regrese de sus vacaciones y aterrice de bruces en su vida cotidiana. Para Mariano Rajoy y compañía, el batacazo que sufren la mayoría de los españoles en esos días de regreso a la realidad puede ser de risa comparado con lo suyo. La cerrazón de unos y otros, el inexplicable desinterés de todos ellos en hacer lo que tienen que hacer, parecen vaticinar que esta vez tampoco habrá presidente y el cotarro se disolverá como agua de borrajas para volver a convocar nuevas elecciones. La gracia es que, de ser así, la tercera cita con las urnas en un año sería el 25 de diciembre. El sentido común aconseja que toda esta generación de políticos ineptos más comprometidos con su propia carrera profesional que en lo que tienen que hacer debería dimitir sin dilación. Sería grotesco que por tercera vez se presentaran los mismos, con idénticos programas, esperando resultados diferentes. Lo serán en una cosa, eso seguro: la abstención arrasará, mostrando el nivel de hartazgo de la ciudadanía ante la manifiesta incompetencia de todos ellos, tan afanados en salir en la foto, en acaparar titulares, en lanzar frasecitas para la historia.
Quizá sea, pese a lo que pueda parecer, una maniobra bien meditada. Porque la abstención favorece siempre a los grandes partidos y si al hecho de tener que participar en una tercera convocatoria electoral le añadimos la broma de que sea precisamente el día de Navidad –con media España de comilona, regalos y compromisos familiares–, las cartas ya están repartidas de antemano: con una abstención brutal, el PP estará más cerca de su ansiada mayoría absoluta, el PSOE recuperaría un poco sus maltrechos resultados de junio y los partidos nuevos se verían desplazados a posiciones más marginales. O sea, lo de siempre. Lo que anhelan quienes vivían cómodamente instalados en el bipartidismo de ahora yo después tú, con pactos para que uno hiciera lo que el otro no se atrevía y todos contentos. En unos cuantos días se verá cómo son las cosas, pe- ro si las posiciones siguen como hasta hoy, nos vemos en diciembre.