A la vista de los últimos movimientos, está claro que Pedro Sánchez llevará su apuesta al rojo hasta las últimas consecuencias.
Tras los varapalos cosechados en Galicia y País Vasco, algún osado pensó que Sánchez obraría como en su día hizo Pérez Rubalcaba o Almunia, pero no.
El no es no a Mariano Rajoy vale también para los miembros de su partido que vienen demandando que ceda o se aparte. Sánchez ha hecho oídos sordos a las llamadas de varones como Fernández Vara y García Page o la baronesa Susana Díaz, pero tras el 25-S el pulso ha dado paso a un órdago en toda regla. Pedro Sánchez ha respondido a la sangría de votos y diputados en el País Vasco y Galicia con la propuesta de un congreso ‘exprés', con unas primarias en octubre y un cónclave federal en diciembre. El sábado arranca el particular ‘Octubre Rojo' de un Sánchez que ya ha advertido que no dimitirá si el comité federal no aprueba su propuesta de congreso y primarias.
El candidato Sánchez ha ido más allá y también ha advertido que prefiere unas terceras elecciones antes que un Gobierno de Mariano Rajoy con la abstención de los socialistas.
La aguas andan más revueltas que nunca en Ferraz y al tsunami de críticas contra el secretario general se sumó Felipe González. El expresidente y factótum socialista pidió sin ambages la dimisión de Sánchez. Es más, González dice sentirse «engañado» ya que, según desvela, Sánchez le prometió que se abstendría en una segunda votación. La llamada de atención del expresidente socialista se convirtió en un toque a rebato y, en cuestión de horas, en la tarde de ayer se sucedieron las dimisiones en la ejecutiva federal.
El otoño caliente de Sánchez también puede acabar quemando aquí, ya que la Federación Socialista de Eivissa (FSE-PSOE) mantiene «firme» su lealtad con el candidato Sánchez, quien se resiste a abandonar su apuesta personal.