San Antonio es la mejor zona geográfica de las Pitiusas y, tras demasiados desmanes de otra época, merece que actualmente se apueste por su resurgir. Además es su única salida para que no la condenen indígenas de pocas miras y forasters de corazón estrecho a ser un estercolero ibicenco.
Por eso creo un error el nuevo supositorio náutico que cubrirá la línea Gandía-San Antonio. No porque venga de Gandía y pueda la competencia (felicidades a Trasmediterránea por su centenario) abaratar algo los precios disparatados que logran que sea más caro navegar entre Valencia e Ibiza que irse a Cerdeña. Lo digo porque los actuales ferrys son desproporcionados para las dimensiones del Portus Magnus, remueven sus fondos, provocan peligrosos tsunamis en una idílica bahía y su tráfico colapsa la circulación del pueblo.
Una nueva ola ha llegado a Ibiza y con el impresionante éxito turístico se abren muchas posibilidades para arreglar los crímenes estéticos de hace años. Hace falta valor, sentido y sensibilidad para recuperar una zona estúpidamente castigada que guarda su belleza natural como un as en la manga. Es hora de jugar la mejor baza y hacer que San Antonio, tan criticado por las nuevas hornadas de horteras (creen que el mito de Ibiza nació en los 80) cuando siempre fue lo mejor, resurga cual Ave Fénix.
La oportunidad está presente y sería trágico no aprovecharla. El pueblo lo sabe muy bien y por eso exige a las fuerzas políticas una mayor altura de miras.