En una entrevista de prensa el Conseller de Cultura, David Ribas afirma que “politizar una cuestión cultural me parece repugnante. Usar la lengua como arma política para sacar votos es una cuestión que tradicionalmente se ha hecho desde el Partido Popular”. Y se queda tan ancho, cuando fue el PP quien, imprudente e ingenuamente aprobó la Ley de Normalización y después la Ley de Mínimos, mediante las cuales el Pacto (ya saben, PSOE, socialistas talayóticos, ecologistas de boquilla y separatistas partidarios de formar un ente que ellos llaman países catalanes) han impuesto con métodos totalitarios e ilegales la nefasta inmersión.
El proceso ha venido adornado con toda suerte de disparates, picardías y mentiras. Sin ir más lejos que los padres de Baleares podrían pre-inscribir a sus hijos en castellano o en barcelonés. Por supuesto y según su costumbre, la taimada farmacéutica mintió con todo descaro. Hoy se aplica la inmersión en un 98% de
las aulas de las islas. El castellano está proscrito, porque según dicen sus ideólogos, “se aprende solo”.
El hecho es que Armengol sigue al pie de la letra las instrucciones procedentes de la metrópoli, Barcelona. Las cumple y en cuanto puede las financia, cede el dinero de Baleares para consolidar el proyecto
independentista de los países catalanes, algo que nunca ha existido.
Como persona es muy dueña de militar en sindicatos estudiantiles separatistas (como hizo de joven), pero como presidenta de Baleares no tiene derecho a malgastar nuestro dinero en proyectos catalanistas y mucho menos en hacer seguidismo de su rebelión contra el Estado y la Constitución.
Cataluña, Valencia, Baleares y la zona oriental de Huesca ahora usan la educación como una repugnante operación de catalanización. O como diría la insigne Inger Enkvist, “con fines perversos”. Y gran parte del profesorado se siente en la gloria formando lo que algunos teóricos han llamado el “ejército del catalanismo”.
David Ribas siente repugnancia por la manipulación del idioma por la política. Lo sepa o no lo sepa
es lo que usted está haciendo. ¿Va a dimitir?