Los peligros que pueden acecharte en Ibiza o Formentera ya suelen ser bien conocidos, por mucho que uno no los prevea. Normalmente uno podría esperar verse envuelto en un fregado o en un accidente. En un atraco o en un atropello, pero esto podría ocurrirte en Nueva York o en Lima.
En Ibiza es más probable que te atropellen estos guías y repartidores de tickets de discotecas o flyers que en unas horas dejan la calle embaldosada de basura. Si eres inglés el máximo peligro es que te encuentres con otros dos british y que empiecen a pegarte una paliza. Sin descartar la actuación sincronizada de algunos africanos que se sienten con permiso para robar.
Existe una estadística sobre esto: al menos uno de cada veinte británicos se ve envuelto en una trifulca alcohólica -o no- hasta el punto que ya forman parte del paisaje de San Antonio o de zonas como playa den Bossa. Huye y rehuye.
No hay peligro de que te atropelle una ballena, pero es cierto que no pocos tiburones como la tintorera suelen pasearse por las aguas de la ribera. En pleno uso de sus facultades y si no están enfermos o heridos no suelen atacar. Es más probable que te destroce las piernas o los brazos alguna medusa. Si la has esquivado, no tendrás tanta suerte con los mosquitos del atardecer y suerte tendrás si no te tropiezas con el mosquito tigre.
Según en que playa, estás expuesto a las peores bacterias o coliformes si acaba de reventar un emisario o alguna tubería que evacua directamente al mar. Las hay. Pero recuerda, el mayor peligro eres tu mismo si te expones a algún exceso químico, alcohólico o solar.