El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable; para los temerosos, lo desconocido; para los valientes es la oportunidad. Son palabras del novelista francés Victor Hugo, que ejemplifican bien lo que se les avecina al Formentera y a la Peña Deportiva, nuevos equipos de Segunda División B.
Acostumbrados a ser cabeza de ratón en el grupo XI de Tercera División, ahora les toca bailar con las más feas en la categoría de bronce. Las dos entidades ya han dejado claro que no son débiles, pues han hecho tangible su sueño. La cuestión, ahora, es dejar de lado el temor y ofrecer lo mejor de sí para aprovechar una ocasión que no se presenta cada día. De hecho, para los dos va a ser una campaña histórica. Los rojinegros nunca antes habían participado en esta división, mientras que los peñistas se convierten en el primer club ibicenco en tomar parte en Segunda B al mismo tiempo que cuentan con un conjunto en División de Honor juvenil, ése que se verá las caras con el Barcelona, el Mallorca y compañía. Impresionante.
Dicen que lo realmente difícil no es llegar a la elite, sino mantenerse, y el fútbol pitiuso bien lo sabe. El ‘efecto ascensor' –igual que subes, bajas– ha sido continuo en el aterrizaje en la categoría de bronce por parte de los nuestros y es hora de poner fin a ello. Para ello será fundamental acertar en los fichajes, que es lo que marca la línea entre el cielo y el infierno. El Formentera, en Tercera, se ha movido bien en este terreno, pero la Segunda B es otra historia. La Peña debe recordar sus errores del pasado para no tropezar en la misma piedra. Los dos deben acertar sí o sí en las contrataciones. De lo contrario, parafraseando a Victor Hugo, dejarían de ser valientes ante la oportunidad de sacar jugo a este ascenso para ser débiles ante una permanencia inalcanzable.