Familias rotas, amigos que ya no brindan alegremente sino que se tiran la botella a la cabeza, escraches a Cuerpos de Seguridad, fuga de capitales, desbandada de bancos y empresas, banderas revolucionarias de corte caribeño, unión contranatura de corruptos burgueses con comunistas y antisistema, propaganda mentirosa, falta absoluta de liberador sentido del humor, extinción de la coña fresca y marinera en puertos canallas y sentimentales, ni rastro de seny, liberales en peligro de extinción, el sentido común de nuevo el menos común de los sentidos, charnegos que despliegan la furia fanática del converso catalanista, intelectuales y artistas insultados y amenazados por expresar su opinión, totalitarismo, fractura social, ilusiones rotas y heridas que tardarán en cicatrizar, niños utilizados, odio irracional y espantosas vibraciones…
Daños colaterales para los mediocres políticos que se creen líderes mesiánicos, irresponsables que no dudan en jugar con fuego a pesar de que la sociedad a la que deberían servir esté horriblemente dividida.
El nacionalismo exacerbado suele salirse de madre. Como siguen la entelequia de los paissos catalans, pretenden que tal ambiente bélico se contagie a Valencia y Baleares, donde otra minoría pretende independizarse de Madrid para depender de Barcelona y luego obedecer las órdenes de Bruselas.
En la mestiza España nos hemos mezclado amorosamente, pero unos animales políticos anhelan separarnos.
Estábamos hartos de los pícaros corruptos y ahora brotan los ayatolás del odio y la absurda pureza racial.
La solución pasa por nuevas elecciones autonómicas, acuerdos inteligentes, administración más eficiente… e inmediata subida salarial a Guardia Civil y Policía Nacional.