Cuando leí la fulminante expulsión de dos catalanas de un avión de Vueling en la ruta Barcelona-Menorca me dije: “Tate, otros catalanistas por el mundo haciendo la revolución carolingia y buscando raíces” y me vino a la memoria el amargo trago que tuvo que soportar un camarero gallego en un ferry de Formentera a Ibiza cuando un músico catalanista desfogó su mala leche contra el indefenso trabajador. O cuando un político socialista (sé su nombre pero lo silencio) recibió merecida respuesta al exigir catalán a una camarera en un bar de Ibiza. La cual lo mandó a paseo, con muy buen criterio.
Son catalanistas por el mundo en busca de las raíces que tuvieron que comer durante centurias cuando los payeses de remensa estaban sujetos a la tierra y en manos de los nobles catalanes, auténticos salvajes. Tuvieron la suerte de cara a partir de 1412, pero sobre todo cuando llegó la Guerra de Sucesión que libró a Cataluña del retraso del antiguo régimen, 1715. Con Felipe V, Cataluña logra enormes avances y una sociedad mucho más humanizada. Claro que los separatistas lo cuentan al revés. Allá ellos.
Sería injusto no reconocer que la mayoría de catalanes son sensatos y gente discreta, pero hoy por desgracia afectados de una epidemia de mutismo. Veremos si hablan el 21D en las urnas.
¿Y qué pasó en el avión? Mi versión: Que la azafata asturiana les explicó que los pasillos de los asientos de emergencia han de estar libres. Si puede quitar esta pintura, por favor. No la quita y la catalana más vieja reacciona con un “desperta ferro!” y se pone a gritar exigiendo el catalán. La azafata llorando. Llegó la Guardia Civil. Aplauso generalizado al comandante.
@MarianoPlanells