Cuando pienso en que nos puede deparar este 2018 recién estrenado no soy capaz de vislumbrar más que incertidumbre. La crisis política en Cataluña no se ha resuelto por más que, todo hay que decirlo, la aplicación del artículo 155 de la Constitución, devolviera la calma no solo a los ciudadanos que viven en Cataluña sino al resto de los españoles. A eso hay que añadir que el resultado de las urnas catalanas han provocado una cierta desazón en algunos partidos de ámbito estatal. El PP se ha hundido y el PSOE no ha obtenido un resultado suficiente lo que podría repercutir en el liderazgo de Mariano Rajoy de Pedro Sánchez. Y es que el triunfo de Ciudadanos ha dejado con el pie cambiado tanto a populares como socialistas. De ahí que hayan aumentado en los últimos días los ataques a Albert Rivera y a la formación naranja porque tanto el PP como el PSOE lo ven como el autentico rival que les puede hacer daño en las urnas. Pero no solo eso. Se nota cierta desazón tanto en filas socialistas como populares porque es evidente que los ciudadanos no muestran demasiado entusiasmo por sus proyectos políticos. Así que los estrategas, tanto del PSOE como del PP, inician 2018 devanándose la cabeza para buscar de que manera pueden engatusar a sus respectivos electorados y evitar que sigan desertando hacia Ciudadanos. Porque una cosa es evidente: Ciudadanos se ha convertido en un partido transversal que recoge votantes tanto de la derecha como de la izquierda. El dato significativo que Ciudadanos haya ganado en los que habia sido feudos del PSC. Eso debería de llevar a una profunda reflexión en filas socialistas. La realidad es que por mas que Mariano Rajoy no ceje en su empeño de ningunear a Albert Rivera, y por mas que Pedro Sánchez acuse al partido naranja de ser derechas, muchos votantes populares y socialistas se sienten atraídos por el partido de Rivera. Será interesante observar si Rivera es capaz de consolidar el terreno ganado, si Pedro Sánchez será a su vez capaz de definir un proyecto político creíble para los votantes de izquierda o se volverá a encontrar por el camino con adversarios de dentro de sus filas dispuestos a descabalgarle. Y no menos interesante será comprobar si esas timidísimas voces criticas de algunos populares que opinan que el ciclo político de Mariano Rajoy está acabado, consiguen moverle la silla. Se preguntaran ustedes si no me voy a referir a Podemos y a Pablo Iglesias, y la respuesta es que tanto su líder como la formación morada están perdiendo fuelle y a su futuro también le acecha las brumas de la incertidumbre. De manera que termino como empezaba, me parece que por lo menos en sus primeros días de vida el 2018 solo nos trae incertidumbre. Pero tiempo al tiempo.
OPINIÓN | Julia Navarro
Incertidumbre
J. Navarro |