Europa nunca se ha curado del absolutismo. Con la ocupación de los aliados, tras la derrota del nazismo, parecía que Alemania, como motor económico, y Francia, como impulsor diplomático, iban a transitar por el sendero de la democracia dando voz y poder al pueblo. Entre la grandeur de De Gaulle y el expansionismo económico alemán al Este y al Sur, la democracia quedó en vía muerta, recubierta de palabrería legal de la UE al servicio del autoritarismo franco-alemán. El Brexit es, ante todo, el enfrentamiento del Reino Unido a la asfixia democrática de la UE, como la crisis catalana lo es a la asfixia del absolutismo borbónico.Dos noticias revelan la recaída europea: 1) La concesión de 42,5 millones de euros a la Autoridad Palestina –que persiste en el absolutismo y el terrorismo– para contrarrestar la reducción anunciada por Estados Unidos. 2) El «apoyo sin fisuras» de la UE a la persecución sin cuartel del Gobierno español a los candidatos electos catalanes con bloqueo judicial a la investidura del presidente Puigdemont. La crisis catalana surge tras lustros de negarse el Gobierno a dialogar con los representantes legítimos del pueblo catalán. Al dar el vellocino de oro (toisón) a su hija Leonor, Felipe VI le advirtió: «Te guiarás por la Constitución, cumpliéndola y observándola».
Art. 96,1: «Los tratados internacionales […] formarán parte del ordenamiento interno». Por consiguiente, España se obliga a reconocer y respetar «el derecho a la libre determinación de los pueblos para decidir su estatuto político en base a la democracia directa». Con el aval del art. 155 de la Constitución, el Gobierno y los tribunales españoles destituyen un gobierno catalán electo y después obstaculizan la investidura del candidato que ganó las elecciones convocadas por el gobierno central. Quebrantan así la prevalencia del Derecho Internacional sobre el nacional y los principios y valores democráticos, e infringen gravemente su propio Código Penal. Te guiarás por la Constitución, no sólo por un artículo, sino por todos. La impasibilidad de los gobiernos de la UE ante la violación impune de los derechos de los europeos catalanes provocará, más pronto o más tarde, la ruina de Europa. Sucedió en el pasado y se repetirá en el futuro.