En los últimos meses se están levantando en Ibiza una serie de voces que, legítimamente, defienden, entre otras cosas, la idea de una Ibiza mejor con menos turismo.
Es cierto que los ibicencos, de nacimiento o de adopción, estamos viviendo en los últimos años, una caída de la calidad de vida en aspectos como, entre otros, el tráfico o el disfrute de algunas playas, durante los meses punta de la temporada, y otros problemas más estructurales, como la dificultad en el acceso a la vivienda para los residentes y trabajadores en temporada, fruto, principalmente, de la comercialización de pisos en plurifamiliares como turísticos, que ha provocado la desaparición de unas 30.000 plazas de vivienda habitual.
Las estadísticas demuestran, a su vez, una mejora del empleo en Ibiza, es decir, hay más familias que tienen acceso a un trabajo, que, además, está pasando, en muchos casos de 5 a 7 meses.
El turismo es la actividad que mantiene, casi al 100%, la economía de la isla. Médicos, policías, profesores, bomberos y otros funcionarios, pero también arquitectos y albañiles, empresas de alimentación y de moda, otros comercios, repartidores, carteros y un largo etcétera de profesiones y actividades teóricamente no turísticas serían innecesarios o se reducirían a una mínima expresión si en Ibiza no existiera el turismo, que es el motor de nuestra economía.
Porque, no nos engañemos, el crecimiento que ha tenido Ibiza en los últimos 25 años y que ha llevado a duplicar el número de habitantes de la isla, no se habría producido de no haber sido por el turismo, que ha generado riqueza y empleo, directo o indirecto, a familias de ibicencos y de muchas otras zonas de España y del mundo.
Es evidente que cualquier actividad económica tiene, por tanto, sus aspectos positivos y sus aspectos negativos y debemos trabajar entre todos para potenciar los positivos y minimizar los negativos.
Ibiza es un lugar maravilloso, donde miles de personas quieren vivir y millones desean pasar sus vacaciones. El reto de nuestra sociedad y, por extensión de nuestra representación política es buscar un equilibrio entre el bienestar de los habitantes y el desarrollo de la actividad que nos mantiene en unas cotas de bienestar impensables hace solo 50 años.
Seguro que como destino nos hemos equivocado muchas veces, pero también hemos acertado en muchas decisiones que se han tomado.
Por eso, desde Fomento del Turismo, rompemos una lanza a favor de nuestro turismo y nuestros visitantes, demandamos una sociedad reivindicativa contra las ilegalidades, responsable y solidaria, y una clase política responsable y con visión de futuro para tener una isla en la que el turismo y la convivencia de los residentes vayan de la mano, que sea sostenible en el tiempo y que permita alcanzar unas cotas de nivel y calidad de vida para los ibicencos de nacimiento y de adopción que sean envidiables.
Los grandes retos que tiene la sociedad de Ibiza ante sí requieren de trabajo, inteligencia, amplitud de miras y consenso, y necesitan desterrar la demagogia, el cortoplacismo y las ideas insustanciales.
Consideramos que culpar de todos nuestros males al turismo representa una interpretación sesgada de la realidad y dejarse llevar por el desánimo, la frustración y el enfado no nos hará mejorar.
Evidentemente, se han de hacer cumplir las leyes y mejorarlas cuando sea necesario. Fomento del Turismo aportará siempre su granito de arena para ayudar a mejorarlas y denunciar sus incumplimientos, pero no debemos perder de vista que el turismo ha permitido que nuestra sociedad sea mejor, más abierta, más plural, más tolerante y más libre.
Por ello queremos decir Sí a una Ibiza en Positivo