El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Balears, Antoni Terrassa, cree que hay que explicar mejor los pactos de conformidad. A buenas horas. Cuando en esta comunidad autónoma se cuentan por centenares los que se avinieron a pactar con la Fiscalía -como quien acepta la cadena perpetua en lugar de la pena capital- y hubieran confesado la muerte de Manolete si falta hubiese hecho en tal de no pisar la cárcel, es hilarante que Su Señoría considere ahora que hay que explicar más y mejor las componendas a las que se llega en los despachos de la Fiscalía.
Aparte de que el Ministerio Público no querrá hacerlo, porque no conviene que se avente cómo se obliga a un imputado a confesar, sería difícil porque sería necesario explicar lo inexplicable, un oxímoron que exige transmutar el derecho por la metafísica, tarea harto complicada incluso para un veterano magistrado como Terrassa. Para el Fiscal Superior Bartomeu Barceló ni te cuento.
En nuestra tierra hay letrados que pese a estar en posesión de la insignia de oro del Colegio de Abogados, que Martín Aleñar entrega a aquellos que llevan 50 años de profesión, no han pisado un juicio en su vida. Están especializados justamente en eso, en no llegar a juicio, porque todo el mundo sabe que eso es como lanzar una moneda al aire, que sabe Dios cómo cae. Algunos de esos abogados son conocidísimos y en los casos de corrupción que se han investigado y enjuiciado en los últimos años, el factor común de los pactos era su presencia en ellos, cobrando cuantiosas minutas por sus servicios profesionales, faltaría más. ¿No pretenderá ahora el señor Terrassa venir a fastidiar el negocio de esos bufetes?
2 Los pactos con la Fiscalía son como las cloacas del Estado. Cualquier país las tiene y seguramente hacen falta y sería imposible vivir sin ellas. Pero a nadie se le ocurriría grabar lo que allí sucede, porque es mejor que no se sepa. Habría que tener mucho estómago para soportarlo. Ahora hablamos del pacto del expresident Jaume Matas con la Fiscalía por el juicio del ‘caso Over' pero Matas no supone ningún peligro para nadie. Lo peor es que las componendas vestidas de pacto de conformidad se cierran a diario con asesinos, narcotraficantes, violadores y estafadores. ¡Y nos preocupa Matas, que es inofensivo! Vale más no saber, Señoría. Déjelo estar. Así nos lo imaginamos, pero de otro modo lo sabríamos seguro. Y es mejor no saberlo.