Ibiza tuvo y tiene, porque su ingente obra está publicada, tres historiadores de fuste, dos ellos fueron amigos míos, me refiero a Joan Marí Cardona a quien le hice una larga entrevista in illo témpore y Bartolomé Escandell Bonet a quien veía en su casa de Madrid.
La terna la completa un erudito y literato único, don Isidoro Macabich Llobet que siempre estuvo al pie del cañón de la defensa de nuestra riquísima cultura como comprobé el otro día, cuando encontré en el Archivo de la Guerra Civil, en Salamanca —renombrado por aquel portento pre-bolivariano que fue José Luis Rodríguez Zapatero como Archivo (de su) Memoria Histórica— una carta, fechada el 7 de abril de 1936, que dirige el canónigo ibicenco al menorquín Francisco Carreras, a la sazón gobernador civil republicano de Madrid, para que medie y le abonen la subvención del último semestre de 1935, para poder seguir manteniendo el Museo Arqueológico de Ibiza.
Carreras le dice que acelerará el asunto. Lo cierto es que da coraje como aquellos intelectuales luchaban por la cultura de su Isla apenas sin medios, pidiendo prebendas por aquí y por acullá, no para ellos sino para la cultura local. Qué lástima que no tengamos gente así hoy.
Lo cierto es que al ser Carrera masón, se le expedientó y la carta de don Isidoro acabó dentro de la causa para la Represión de la Masonería y el Comunismo. En esa causa están también las investigaciones del escritor y periodista Miguel Ángel Colomar, a quien no le encontraron nada, y las de mi maestro en la Aneja de Palma don Melcior Rosselló Simonet cuyo expediente finalmente acabó en mucho mareo y también en nada. Don Melcior fue una gran persona y maestro de maestros.