Este año celebramos el bicentenario del nacimiento de José María Quadrado (1819-1896), pero parece que el acontecimiento no se va a celebrar o que va a pasar con más pena que gloria, porque quien fue uno de los grandes eruditos no solo de Baleares sino de la España del siglo XIX, amigo de Menéndez Pelayo, era de derechas, feo, sentimental y católico de misa diaria. Y eso no se perdona porque la política está casi completamente en manos de estultos que no saben distinguir el grano de la paja. Basta oír a Echenique o a la mujer de Iglesias, por no hablar de aquel alcalde balear, de cuyo nombre no quiero acordarme, que mandó publicar recientemente un bando festivo en castellano lleno de faltas de ortografía y sintaxis; noticia que ha pasado casi desapercibida porque escribir mal el español en Baleares está hasta bien visto y da prestigio. Cosa que no pasaba antes, por ejemplo en el caso de Alomar, de Oliver, de Macabich o de Quadrado, que también escribía un español excelso.
Quadrado fue un gran estudioso de la Edad Media incluida la de Ibiza y del resto del Reino de Mallorca. Recogió la conquista o toma de Ibiza en sus famosos «Recuerdos y bellezas de España», obra cumbre del romanticismo español o aspectos de las Pitiusas en sus «Islas Baleares» con treinta litografías estupendas de Parcerisa. Que olvidemos a uno de los grandes historiadores de Baleares y al gran organizador del Archivo del Reino de Mallorca, donde hay tantos papeles de Ibiza y Formentera; que el Govern balear pase de puntillas sobre este asunto es muestra no de la politización de la cultura, sino de que la verdadera cultura es el mayor enemigo de estos políticos tan primitivos y básicos que tenemos ahora.