Cuando se gobierna desde la prepotencia suelen perderse muchos votos. Es lo que ha ocurrido en estas elecciones con Gent per Formentera, que creía que la mayoría absoluta duraría toda la vida y gobernaban erróneamente como si el Consell fuese su cortijo particular. Recuerdo que en marzo de 2018 en la ITB de Berlín tuve un encontronazo con la nueva presidenta de la institución, Alejandra Ferrer, quien me acusó de forma vehemente de haber mentido al publicar que el gerente había otorgado contratos a su hermana y cuñado. Le recordé que el titular decía que el Consell había contratado a la familia del gerente, y que si consideraban que la información era falsa tenían el derecho a la rectificación, que por otra parte nunca se solicitó. Me sorprendió tan encendida defensa de Torres, que además se hizo con algunos políticos como testigos y yo ya estaba al margen de la dirección de este diario. No había nada que rectificar porque la noticia era totalmente veraz, como también lo han sido los otros escándalos que ha publicado en solitario, como todo lo que ocurre en Formentera y que afecta al Consell, por Periódico de Ibiza y Formentera. Y muchos de estos episodios escandalosos siempre acababan en el mismo personaje: el gerente.
Pues miren por donde el gran sacrificado de esta nueva coalición ha sido el gerente, a quien Alejandra Ferrer ha dejado de defender. Estaría bien que los que le mantuvieron en el cargo reflexionasen si ha valido la pena tanta defensa o si hubiese sido mejor rectificar en su momento y evitarse tantos episodios vergonzosos vividos en el seno del Consell de Formentera. Pero ahora ya no se puede rectificar.