Este no es un domingo cualquiera. Parémonos por un momento a pensar qué cosas mágicas o monstruosas sucedieron tal día como hoy en otro punto de la historia, en países lejanos y en sociedades totalmente dispares a esta. Ahora, mientras lee este periódico sentado en una terraza, en este preciso instante en el que el sol le acaricia los ojos e ilumina estas letras, puede que alguien esté protagonizando un hito que mañana recoja la historia.
Si pudiésemos viajar en el tiempo y lograr traspasar una línea temporal que nos trasladase hasta un 6 de octubre del año 105 antes de Cristo, nos veríamos inmersos en el peor desastre militar de la historia de Roma: la batalla de Arausio. En ese campo de batalla se perdió mucho más que una guerra, comenzó a diluirse una de las civilizaciones más avanzadas de nuestra historia, sumiéndonos en siglos de oscuridad intelectual, científica y artística. En 1582, sin embargo, decidieron saltarse este día, así de simple; no existió ni en España, ni en Italia, ni en Polonia ni en Portugal, con el fin de implantar el actual calendario gregoriano, mientras que en Francia, en 1750, Denis Diderot redactó el Prospectum, proyecto en el que se basaría la posterior Enciclopedia. En 1866 echó a andar el primer automóvil en Estados Unidos y el mismo día, unos años más tarde, en 1889, el inventor estadounidense Thomas Edison mostró su primera película. En 1923 las fuerzas vencedoras de la Primera Guerra Mundial se retiraron de Estambul, mientras que en 1927 se proyectó en Nueva York ‘El cantante de jazz', la primera película del cine sonoro.
Si nos trasladásemos hasta 1934 veríamos cómo Lluís Companys proclamó el Estado Catalán, dentro de una República Federal Española inexistente a raíz de la revolución de 1934, y cómo solo dos años después, en 1936, se decretó en nuestro país una guerra entre hermanos que hoy todavía nos supura. Es curioso que sendas quimeras sigan siendo noticia, con otros protagonistas y con otros fanáticos como actores principales.
Un 6 de octubre de 1962 Estados Unidos detonó su bomba atómica Bumping, de 11,3 kilotones a 3.050 metros de altura, y un día como este en 1983 el Congreso de los Diputados aprobó el proyecto de ley de despenalización parcial del aborto en España. Sin necesidad de hacer ese poco probable viaje vemos cómo hoy hay quienes siguen lanzando bombas reales, como demostración de su poder militar, y bombas metafóricas, al pretender invertir un derecho que significó un hito en la libertad de las mujeres.
El último hito reseñable de un 6 de octubre, en este caso de 2010, fue el lanzamiento de Instagram, esa red social cuyas alertas puede que le estén despistando y complicando la lectura de este artículo.
Por eso hoy no es un día cualquiera, como tampoco lo será mañana, ni pasado, ni el fin de semana que viene. Puede que alguien a quien amamos hoy nos deje o que, por el contrario, obtenga el mayor logro de su vida, se case o tenga un hijo y que esta fecha se marque en el calendario de su vida como algo importante y reseñable. Puede que mi amiga la investigadora Priscila Monteiro Kosaka logre que su proyecto de detección precoz del cáncer experimente un avance radical y que su laboratorio se llene hoy de alegría o de esperanza, o que simplemente tengamos uno de esos días preciosos para el recuerdo que nos hagan darnos cuenta de que esta vida es un regalo que tenemos el privilegio de vivir así, despacito y con buena letra, sin pasar penurias, hambre ni frío.
Como argüía el físico Stephen Hawking, los viajes en el tiempo probablemente no existan, porque si no Ibiza estaría llena de turistas del futuro, y este artículo quimérico no es más que algo que leer hoy, en un domingo cualquiera.