La nueva jornada electoral a la que nos vemos abocados el próximo 10 de noviembre tiene bastante descolocada a la mayoría. El resultado global resulta bastante incierto, ya que si bien todas las encuestas y previsiones, vaticinan una nueva victoria del Partido Socialista, lo que vayan a obtener el resto de los partidos esta bastante más en el aire, incluso para los profesionales de las estadísticas y sondeos.
En principio parecía que todo iba a resultar fácil, ya que se esperaban pocos cambios; los mismos partidos, los mismos candidatos, los mismos programas. Todo resultaba repetitivo y anodino.
Cabía esperar un cierto hartazgo por parte del electorado, lo que hacía presuponer una participación más baja que en la anterior convocatoria del 28 de abril. Pero en la política casi siempre hay sorpresas de última hora, que provocan repentinos cambios de guión, que acaban modificando el escenario previsto.
Y esto es lo que ha ocurrido en esta ocasión, la aparición de “Más País”, partido de nuevo cuño, que ha provocado que saltaran por los aires todas las encuestas conocidas y publicadas hasta la fecha. Hay que volver al punto cero en los sondeos. Pero ademas, ante la incógnita pendiente de resolver, sobre el número de circunscripciones en las que este nuevo partido se va a presentar, resulta realmente complicado hacer cualquier tipo de previsión sobre el resultado global de esta próxima jornada electoral.
Otra circunstancia a tener en cuenta son los bandazos de Ciudadanos, un partido sin ideario político claro y nítido, que se ha entregado sin rubor a la extrema derecha de este país y que ahora que se barrunta un soberano correctivo al mismo, pretende hacer creer que está dispuesto a recorrer el camino de regreso al centro, ofreciéndose para no bloquear la formación de un futuro gobierno en España.
A nivel local, el patio también anda revuelto. Un Partido Socialista en crisis, con su secretario general dimitido, con su ejecutiva disuelta y con una gestora que cuando sea nombrada deberá hacerse cargo de la campaña electoral; y todo debido a una clamorosa falta de rigor en el control de determinadas gestiones de cargos del Consell en la pasada legislatura. En el PP tampoco están para muchas florituras, ya que después de haber cambiado su candidato a senador, no parece que eso haya sido del agrado de todos en el partido conservador. En cuanto a Podemos, parece que tampoco saldrá muy favorecido de esta repetición electoral y ello básicamente debido a que es el principal responsable de que se haya llegado a una nueva convocatoria, ya que contrariamente a lo que predican, han demostrado no haber pensado en el bienestar general cuando se negociaba la posibilidad de que se conformara un nuevo gobierno, si no que lo han hecho solo pensando en los cargos que ellos mismos pudieran ocupar en el mismo.
Ciudadanos y Podemos, dos partidos que dicen ahora haber levantado el cordón sanitario que mantenían en torno al PSOE y se muestran de repente partidarios de aceptar aquello mismo que reiteradamente se les ofreció y rechazaron. De ser esa una propuesta mínimamente fiable, ¿por qué no la aceptaron anteriormente y habrían evitado esas nuevas elecciones?
Como se puede ver, el gallinero anda alborotado y todo ello en su conjunto deja un escenario de total incertidumbre de cara al próximo 10 de noviembre, sin que sea descartable ahora mismo ninguno de los posibles resultados que se podrían dar.