La aprobación de los presupuestos de la Comunidad Autónoma vuelve a poner de manifiesto la discriminación financiera que sufre Ibiza y la inutilidad de la ecotasa. Nuestra isla percibirá 15,4 millones menos, una reducción del 11% respecto al ejercicio anterior que vuelve a ejemplificar la incapacidad e irrelevancia de los diputados socialistas ibicencos, quienes parecen estar de visita por Palma, en vez de defender los intereses de la isla que les nombró.
No hay dinero para Ibiza pero sí parece haberlo para aumentar un 16% la partida destinada a cargos de confianza y asesores del Govern, teniendo como único objetivo contentar y apaciguar a sus socios de MÉS y PODEMOS, colocando a todo aquel al que las elecciones no le dieron un sueldo público. Pero la verdadera artimaña presupuestaria del ejecutivo tripartito es el uso fraudulento de la ecotasa, que se ha convertido en un cajón de sastre en el que colar inversiones que no guardan ninguna relación con el objeto del impuesto.
Los establecimientos de Ibiza contribuirán a financiar con nada menos que 10 millones la ampliación del metro de Palma, una infraestructura ajena a cualquier relación ambiental y a nuestra isla. Tampoco verá ningún ayuntamiento de Ibiza un triste euro para financiar los proyectos ambientales que presentaron, dado que la consellera de Hacienda ha decidido dedicar la recaudación de este impuesto turístico (mal llamado sostenible) a pagar infraestructuras educativas, edificación de viviendas y otras inversiones que tendrían que ir en el gasto corriente y no con fondos de un gravamen que, presuntamente, se creó para compensar el impacto ambiental causado por el turismo, pero que al final ha servido para maquillar y parchear las cuentas de Armengol.