Cuando 16 menores se escapan de un centro para fumar porros, beber alcohol y prostituirse es que la cosa se nos ha ido de las manos, pero mucho. Ahora mismo el problema de los menores (15 niñas y un niño) explotados sexualmente en Mallorca es el tema más escandaloso, espinoso, doloroso y triste que tienen encima de la mesa los políticos de las Baleares. Todos, porque el tema debería ser cosa de todos y cada uno de nuestros representantes públicos. Deberían de estar trabajando y arrimando el hombro para intentar arreglar un problemón que nos deja en la cola de la vergüenza como sociedad. Sin embargo, la inacción del gobierno de Francina Armengol en un caso extremadamente grave, así como la negativa de su grupo parlamentario a la creación de una comisión de investigación en el Parlament, ha desatado estos días toda una serie de especulaciones sobre qué se esconde detrás de dicha negativa. Las redes sociales especulan sobre las auténticas razones por las cuales el PSOE no quiere investigar a fondo este caso. Máxime cuando se ha sabido que los trabajadores de estos centros venían denunciando hace años lo que pasaba y el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS) no hizo nada. El hecho de que no se haya producido ni una sola dimisión ni en el Consell de Mallorca ni en el Govern balear, aviva las teorías conspiratorias sobre el alcance real de toda esta sucia situación. Lo que es cierto es que algo ha fallado de principio a fin en la cadena de custodia de estos niños y esto merece una investigación a fondo para poner remedio y evitar que siga pasando. En cuanto a la callada por respuesta de Unides Podem… eso merece otro artículo.
Opinión / Sonia Escribano
Qué esconde la sucia realidad
Sonia Escribano. |
Aquesta mateixa idea, de sortir al carrer, seria convenient que els periodistes, abans de parlar d’un tema sortíssiu al carrer, investiguéssiu les mes que segures problemàtiques que puguin tenir cada un d’aquests menors, parléssiu amb els tècnics que SI treballen amb ells i traguéssiu a la llum pública les deficiències de la nostra organització política i administrativa, i poséssiu vermells a qui tenint l’obligació de fer “algo” i no ho hagués fet, posar-li nom i llinatges i publicar-ho. Però clar, fer això significa sortir al carrer i treballar, investigar, fer periodisme de veritat, i no articles polítics asseguts a una cadira davant l’ordinador per omplir la pàgina de torn. Salut i força.