Si todavía queda alguien que dude sobre el trato discriminatorio que recibe Eivissa en materia de inversión en mantenimiento y mejora de la red de depuradoras por parte del Govern balear, basta que lea la ultima información aportada por parte del conseller de Medi Ambient en el Parlament esta misma semana.
Según los datos aportados por el conseller, de un total de 79 estaciones depuradoras gestionadas por Abaqua en Baleares, hay ocho que no cumplen con la normativa, por lo que son las más necesitadas de inversión para su mejora y adecuación. Curiosamente, de esas ocho, cuatro de ellas son de la isla de Eivissa, es decir que el 50 % de las depuradoras que no reúnen las debidas condiciones son de nuestra isla.
Pero el conseller no se quedó en eso; aportó más datos sobre esas cuatro depuradoras. La que peor resultado está ofreciendo en cuanto a la depuración es la de Vila y recordó que la que está en servicio, de momento, sigue siendo la antigua, que está etotalmente desbordada y provocando continuos vertidos. La nueva de sa Coma sigue en construcción y sin poder entrar en funcionamiento, encontrándose actualmente paralizada debido a incomprensibles e imperdonables fallos en la redacción inicial del proyecto que debía ser definitivo. Ello está provocando un vergonzoso retraso de un par de años en su puesta en servicio.
En cuanto a las otras tres, y siempre según el Ejecutivo balear de Palma, hay actuaciones previstas en las mismas, con una ridícula inversión de 264.000 euros; sobre todo si tenemos en cuenta que para las ocho con deficiencias hay una inversión total prevista de 5.700.000 euros. A eso se le llama equilibrio en la inversión; para las cuatro de Eivissa, 264.000, y para las otras cuatro, 5.436.000.
Para tratar de disfrazar tanta desfachatez, anunció también la futura implantación de sistemas de control de calidad ambiental y de gestión inteligente de las depuradoras. Ahora bien, me temo que todo esto no sea más que una cortina de humo para tratar de hacer olvidar la tomadura de pelo que se sigue practicando desde Palma hacia Eivissa y que cada día es más evidente.
Hay que recordarle al conseller y al Govern en general que tanto que se reclama a Madrid una financiación más justa para nuestra comunidad autónoma, por ser totalmente injusto la que se recibe en comparación a lo que se aporta desde la misma a las arcas centrales del Estado, podría y debería aplicarse a sí mismo ese argumento, demostrando que realmente se está dispuesto a practicar el tan manido federalismo interior que nadie es capaz de ver en nuestra isla.
7,2 millones de euros es el presupuesto de la Conselleria para la gestión de las depuradoras de Eivissa, para mantenimiento y mejora, y ello no llega ni a la mitad de lo que se viene recaudando anualmente en la isla con el canon de saneamiento. Por tanto, si se recaudan más de 15 millones, no resulta ni justo ni razonable que, en esta materia, Eivissa tenga necesidades urgentes por cubrir y la mayoría de esa recaudación se quede en Mallorca.
No es de extrañar que en Palma exista tan poco interés en negociar de una vez por todas el traspaso de la gestión integral de los recursos hídricos a nuestra isla y se siga intentando manipular a las instituciones locales ofertándoles la posibilidad de negociar el traspaso de la gestión de las depuradoras, pero «sin el canon de saneamiento». Vaya desvergüenza.
La realidad es muy distinta a lo que pretenden hacernos creer. Lo cierto es que 10 millones de euros van al tren de mallorca; 20 millones del impuesto turístico, van al metro de Palma, y que los más de 15 millones al año del canon del agua que se recaudan en Eivissa se los queda la Conselleria de Hacienda del Govern.
No hay duda ninguna de quién se queda la mejor parte siempre.