No cabe ninguna duda que ante la grave situación por la que atraviesa no solo nuestro país sino el mundo entero cualquier estructura de normalidad ha saltado por los aires y hay que mostrar un carácter y talante radicalmente distinto al contemplado hasta ahora.
Hay determinados comportamientos que hasta la fecha se consideraban normales, incluso en algunos casos obligatorios y que en la situación actual hay que aparcarlos ya que lo que se entiende por normalidad está alterada. Ese cambio de comportamiento es exigible a todos los niveles, desde el individual y personal al colectivo y de las administraciones.
En el apartado de colectivos, organismos y organizaciones, vale la pena resaltar el comportamiento que están manteniendo los partidos políticos y que sinceramente resulta reprobable. En muchos casos, se esta mostrando una doble cara, como pudimos comprobar en el debate que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados este pasado miércoles. No vale empezar las intervenciones anunciando que se esta junto al gobierno en la lucha contra la pandemia del covid-19 para pasar a continuación a cargar abiertamente contra tu rival político, con acusaciones totalmente fuera de lugar, pero sobre todo fuera de tiempo.
Resulta poco ético votar a favor de las propuestas que se proponen desde el Ejecutivo cuando al mismo tiempo te has encargado de esparcir porquería sobre el mismo. No es de recibo que determinados personajillos de poca monta de la política y con ínfulas de superioridad utilicen en estos momentos las redes sociales para cargar a saco contra el partido rival y sus dirigentes. Hay un tiempo para cada cosa y eso hay que hacérselo entender a todo el mundo. Ahora no es el momento de mantener esa actitud nada constructiva y que en nada ayuda a resolver el problema. Ahora es momento de trabaja conjunta e incondicionalmente para vencer al maldito COVID-19, el enemigo común, independientemente del color político que cada uno pueda tener. Cualquier otra actitud es totalmente reprobable y reprochable.
También hay que recordar a titulo individual qué se espera de cada individuo que forma parte como tal de una sociedad. El comportamiento de cada uno de nosotros repercute indefectiblemente sobre nuestro entorno. Aquí no caben distinciones de ningún tipo, ni tan siquiera de edad. No sirve eso de que como tengo 20 o 25 años las normas en vigor no van conmigo porque no soy uno de los grupos de riesgo por todos conocidos. Todos, incluidos esos jóvenes, debemos demostrar que ante todo somos responsables. Aquellos que estén en los grupos sociales menos propensos a contagiarse deben entender que no están exentos de acabar afectados por el indeseable virus y que si bien el efecto que este vaya a tener sobre ellos mismos puede ser poco significativo, no deben olvidar que si pueden estar actuando como puntos de expansión a todo su entorno; entorno en el que puede haber personas con un factor de riesgo mucho mas elevado.
Parece claro que el mejor antídoto para evitar que se siga expandiendo el virus es algo tan sencillo como el aislamiento. Empaticemos con nuestra sociedad y sigamos todos al pie de la letra la petición de confinamiento que se reclama por parte de las autoridades sanitarias. Seamos responsables y hagamos lo que esta en la mano de cada uno de nosotros; quedémonos en nuestra casa, no busquemos argucias para saltarnos el confinamiento por capricho, ya que así es como estaremos aportando ese granito de arena que esta resultando tan necesario.
La solidaridad es hoy más necesaria que nunca. Ser solidario pasa por ser responsable y ambas cosas, solidaridad y responsabilidad, necesariamente acabarán repercutiendo en el bien común.