Dijo la semana pasada en sede parlamentaria la consellera de Salud del Govern balear, Patricia Gómez, que reinstaurar el servicio de diálisis en el Hospital de Formentera «no era fácil», ya que se debía contratar a un nefrólogo y eso «no era nada fácil». Debería saber la consellera que en Formentera estamos acostumbrados a que nada sea fácil, es algo habitual en la isla.
Cuando a algunos se les ocurrió reclamar un hospital para la isla, las respuestas fueron: «no es fácil» e incluso «es imposible», pero ahí lleva 13 años prestando servicio.
Contratar a un nefrólogo, bien pagado para que ejerza en una isla paradisíaca, no nos parece algo tan complicado.
Lo que no es nada fácil, es que tres personas con la salud frágil y de 62, 67 y 82 años tengan que desplazarse tres días por semana al Hospital de Can Misses para someterse a la diálisis. Llueva, truene, haga frío o calor, con temporal, coger la barca para enchufarse a una máquina que les da vida, no es nada fácil. En una ocasión el temporal no permitió que las barcas navegasen y debieron viajar en helicóptero, ya que lo de la diálisis no se puede dejar para mañana.
Afortunadamente al día siguiente se aprobó una Proposición No de Ley (PNL) que aprueba la contratación de un nefrólogo para Formentera, además de una enfermera que gestione los casos crónicos y personal que permita el uso adecuado del TAC. Lo normal para que un hospital funcione correctamente y pueda atender a sus ciudadanos de manera adecuada.
Ahora hace falta ver en que términos se aplican estas medidas y cuál es el plazo, pero seguro que no es tan difícil como a la consellera le parecía hace unos días y en cualquier caso el esfuerzo valdrá la pena.
Vuelvo a insistir en que en Formentera la mayoría de las cosas no son fáciles, es nuestro sino.