Emplazaba en mi anterior artículo a que cualquier representante de las distintas fuerzas políticas que componen el amplio espectro político de nuestro país (¡ojo, sin que se les caiga la cara de verguenza, a lo que añado, ni se les escape la risa!) nos explique en este mismo periódico qué clase de beneficio le supone al pueblo español el ruinoso esperpento del Estado de las Autonomías. Esa tela de araña gigantesca de chiringuitos, comisiones y poltronas, burocracia doble, policías paralelas y madrasas nacionalistas que inculcan odio a todo lo español, que por nefasta y resultados, solo puede ser una telaraña hilvanada por tarántulas o viudas negras. Yo, que solo soy un mero ciudadano de a pie, con unos conocimientos infantiles en economía, me comprometo a, además de rebatir cuanto se exponga, a ridiculizar a cualquiera que se las dé de docto en el tema y reúna el valor o morro suficiente para defender que dicho emporio del robo redunda verdaderamente en nuestro beneficio y progreso. Mi invitación no excluye a nadie y va dirigida a cualquier economista, catedrático, concejal, diputado, conseller, profesor o parásito que viva del tema y se vea con el ánimo suficiente para saltar a la arena a defender que la tierra es plana. Por si hay algún menesteroso que en estos momentos duda y llevado por el clientelismo o el aldeanismo cerril piensa en aceptar el envite, ahí, solo unas líneas más abajo, expongo unos datos antes de que salte al ruedo donde lejos de encontrarse con un Mihura, solo le espera las embestidas del razonamiento, la indignación y el patriotismo. También, he de resaltar que el que calla otorga y tratándose del saqueo institucionalizado de un país que naufraga en la pobreza y se encamina a un desastre económico primo hermano del Juicio Final, que el silencio por respuesta solo puede interpretarse de complicidad con tamaño robo y convierte en doblemente culpable la connivencia de todos los que callan conociendo la magnitud de dicho expolio. Ahí van unas perlas sobre la preocupación que siente por nosotros la totalidad de las fuerzas políticas con representación parlamentaria, todos, todos, todos…Todos, excepto VOX, que señala las sanguijuelas y la sangría que provocan con el dedo acusador.
Empezaré dando unos datos sobre la composición del Gobierno de cualquier Autonomía. Este lo constituye un Presidente y una Vicepresidencia, a su vez, estos se rodean de un número de Consejeros que oscila entre 10 y 20 y son el equivalente a los Ministros. Cabe puntualizar que algunas Autonomías tienen más organismos dependientes que la propia Administración Central (¡Cosa realmente meritoria ya que parece imposible que se pueda superar dicha hazaña!).Después, vienen los Secretarios Generales, los Directores y subdirectores Generales, los Jefes de Área, los Delegados Provinciales Autonómicos, los Asesores de libre designación (la frase ya lo dice todo), el Consejo de Garantía, el Defensor del Pueblo, los Miembros de las Delegaciones Exteriores (ya aclaré que rondaban las 166 en estos momentos), y sigue la bacanal de las pulgas y los piojos; los Consejeros de los Consejos Económicos y Sociales, los Consejos Consultivos, los gabinetes Jurídicos, los Directores de Organismos Públicos Autonómicos, los Directores de Empresas Públicas, y todo un ejército de altos cargos… Ahora, el ciudadano debe multiplicar dicho organigrama por 17, más las dos ciudades autónomas. Pero la bacanal del “¡gracias tío por pagarme la juerga!” no acaba ahí, no, para nada, faltan todavía los diputados de esos 17 Parlamentos, nada menos que 1.200 servidores del Pueblo maman el néctar de esa fuente, con la inexplicable peculiaridad de que mientras cada diputados andaluz representa a 76.900 ciudadanos, el diputado riojano, es el abanderado de solo 9.600 ciudadanos, de lo que únicamente se puede concluir; o que los diputados andaluces son unos máquinas o que los riojanos están poco dados al trabajo y llevar la representación más allá de las diez mil personas les desmoraliza y abate, y provoca que no rindan en sus hemiciclos. No acaban ahí las peculiaridades, no, no, que va…. Abordemos ahora el coste por diputado, bien es cierto que me voy a las cifras más extremas, pero bueno es saber que mientras un diputado canario le cuesta a las arcas del Estado (¿vendrá arcas de arcadas?) 515.000 euros por año y uno catalán, 443.000 euros, se da la paradoja que el riojano solo nos cuesta 156.000 euros por año y uno extremeño, 214.000 euros… Por lo que resulta inevitable volver a interrogarse sobre los motivos de tan pronunciada diferencia. Si son servidores públicos y pretenden mejorar nuestra vida, si se supone que están por idealismo y el trabajo debe de ser el mismo, ¿a qué obedece tal contraste de gasto? ¿No delata tamaño baile de costes que más que a servirnos muchos están para servirse y que si nuestra representación se puede hacer dignamente por 156.000 euros, lo demás solo puede tacharse de expolio a nuestros bolsillos?. Para acabar, el Yo Acuso de hoy, hay que sumarle al carnaval de los gorrones, el despilfarro del inconmensurable Gobierno Central, a modo de elogio, solo diré que en su inmensa preocupación por acabar con el paro, Pedro Sánches, en comparación al gobierno anterior, se ha rodeado de 500 nuevos consejeros puestos a dedo y ha creado varios Ministerios para las señoras (ya sabemos que el rosa es un color opresivo) y los amiguetes (¡Pedro, mira que poner a un licenciado en Filosofía al frente del Ministerio de Sanidad!). Y esto solo es la argamasa de una estructura infinita de servidores de sí mismos cuyos grandes logros son que seamos unos de los países europeos con un nivel educativo más bajo y mayor abandono escolar, que invirtamos la mitad en I+D que el resto de nuestros vecinos, que la deuda exterior alcance ya el 110% del PIB (cabe recordar que en el año 1975 no llegaba al 7%), que seamos el segundo país de Europa en índice de pobreza y que nada menos que el 43% de nuestros jóvenes no tengan trabajo. Para este viaje, no hacían falta alforjas. La verdad, y muchísimo menos, los actuales políticos.
Pero, bah, una sonrisa, si esto son prácticamente migajas, ya veréis en el próximo artículo cuando desglose lo de las televisiones autonómicas, los sueldos vitalicios, los despachos permanentes, las embajadas y demás servicios pensados únicamente para nuestro bienestar en un país donde los profesionales sanitarios estuvieron muchas semanas confeccionándose los trajes de protección con bolsas de basura.