Este periódico va publicando desde hace tiempo informaciones sobre posibles irregularidades en la gestión portuaria en el municipio de Vila. Paralelamente, este diario intenta también sin éxito que el alcalde Rafa Ruiz pueda ofrecer una versión verosimil sobre la gestión municipal, pero en lugar de eso se atrinchera en su despacho y se niega a dar explicaciones. Tampoco debería sorprenderle a nadie.
No hace falta recordarle a Ruiz el “caso Molina”, su defensa a ultranza del concejal infractor, de las amenazas veladas a los medios, especialmente a El Periódico de Ibiza y TEF por desvelar los chanchullos, y cómo acabó el asunto. Ruiz es de aquellos políticos que saca la bandera de la transparencia, pero solo cuando está en la oposición. Lo mismo hacen sus compañeros mallorquines en varios asuntos escandalosos.
El Govern ha llegado a utilizar hasta la Abogacía de la Comunitat Autónoma para no dar los nombres de los altos cargos que se vacunaron saltándose el orden establecido desde la propia administración. La Oficina Anticorrupción creada por los partidos de izquierdas ha solicitado varias veces los nombres y apellidos de aquellos dirigentes que se han vacunado, sin respetar el orden y por delante de personas mayores y ciudadanos vulnerables. Pero el Govern pone todo tipo de excusas para no dar la lista. Prefiere defender a los infractores que dar la información que merecen conocer los ciudadanos.
Y por último tenemos el caso de la comisión de investigación creada por el Consell de Mallorca para saber las responsabilidades políticas en el escandaloso asunto de las menores tuteladas que eran prostituidas. Sin ninguna sorpresa para todos, la comisión ha concluido que no hay responsabilidades políticas y que la culpa es de aquellos que obligaron a prostituirse a las menores. Hubiesen podido darle la culpa a Trump, pero ya hubiera sido demasiado escandaloso. No es tiempo de transparencia. Esa bandera ya volverá cuando la izquierda ya no gobierne. Eso siempre lo hacen de maravilla.