El fatídico mamotreto que invade la bahía de Xarraca y mancha Sa Punta de sa Torre suma disgustos sin cesar. Primero intentaron venderse como un hotel sostenible y presentarse como los dignos herederos de Greenpeace, pero ellos mismos destrozaron esa campaña de marketing con unas obras que tuvieron que ser paradas por el Ayuntamiento de Sant Joan.
La última de sus fechorías ha sido atornillar al fondo marino un embarcadero para mayor gozo de sus clientes sin tener ninguna autorización que les permita ni construirlo ni explotarlo.
El consistorio joaní ya ha tomado cartas en el asunto y ha remitido a la Demarcación de Costas un informe jurídico en el que se constatan las ilegalidades que está llevando a cabo el complejo hotelero para que procedan a incoar el correspondiente expediente sancionador.
En un comunicado, Sant Joan se pone a disposición de dicho organismo para colaborar en todo aquello que fuera necesario con el fin de que se restituya la realidad física alterada y se sancionen estas actuaciones.
Es el Ayuntamiento de Sant Joan el que tiene concedida una autorización de Costas para ocupar el dominio público marítimo-terrestre, no el hotel.
Al consistorio le corresponde explotarlo directamente o adjudicarlo a un tercero mediante un procedimiento de licitación que no se ha producido, de lo cual se desprende que el flamante complejo turístico ha operado con la soberbia que caracteriza al inversor extranjero que ve Ibiza como un negocio que explotar y no como un entorno del que cuidar.
Desde el hotel han apuntado que se trata de una simple “cuestión técnica”, un argumento que prueba el descaro de los promotores y el ridículo de su estrategia de comunicación.
Ahora Costas debe impedir que el hotel continúe depredando el dominio público.