Trata a tus hijos como te gustaría que los demás les tratasen a ellos” sobre esta frase se sintetiza y fundamenta el modelo de educación emocional en la familia. Creo firmemente que la educación desde las emociones aumenta el bienestar personal y social de los hijos. Además desde la perspectiva preventiva minimiza la vulnerabilidad de las personas a experimentar estrés, impulsividad, depresión, agresividad, adicción, etc.
Para educar emocionalmente se ha de poner en práctica la “conciencia emocional”, Daniel Goleman la define como la capacidad de reconocer y utilizar las emociones en el proceso de toma de decisiones. Es decir, las decisiones estarán fundamentadas a partir del análisis de los sentimientos propios y de los demás.
Las emociones irán apareciendo de manera progresiva durante todo el ciclo vital, por ello es importante ir acompañando emocionalmente a nuestro hijos en este camino.
La primera experiencia emocional se produce a través del apego, la familia tiene un papel fundamental en la regulación de los sentimientos básicos. El bebe irá expresando de manera primaria sus emociones, los padres y madres tendrán que decidir si las gestionan atendiéndolas o ignorándolas. Ejemplo: dejarle llorar o prestarle atención.
Sobre los 2 primeros años empezarán a aparecer emociones más complejas: la vergüenza, la satisfacción, las primeras conductas empáticas. Comenzará a ser primordial la comunicación emocional definiendo los sentimientos. Esto ayudará a adquirir los primeros elementos de la conciencia emocional. Es muy importante no desvalorizarlas todas las emociones son importantes.
Al rededor de los 5 años comienzan las primeras competencias sociales, son más comunes los comportamientos empáticos, se hace más presente la combinación de emociones. Pueden estar alegres y tristes a la vez. Se aprende a identificar y expresar las emociones.
En la adolescencia florecen todo tipo de emociones y con diferentes intensidades. Se produce, en cierta medida, un descontrol emocional debido a la dificultad de reconocer y gestionar los nuevos sentimientos. Se pueden llegar a sentir incomprendidos, los comportamientos tienen componentes emocionales profundos. Si durante la infancia se ha practicado un adecuado lenguaje emocional conseguiremos minimizar muchos aspectos de este desbarajuste.
El modelo educativo emocional no solo ayudará a nuestros hijos a identificar las emociones como base para que aprendan a regularlas y gestionarlas de manera saludable, sino que también, contribuirá a generar conciencia parental en nuestro proceso emocional como progenitores.
Una buena estrategia reflexiva para educar emocionalmente es preguntarse cómo os gustaría que los demás actuasen ante esa situación con vuestros hijos.
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