El último programa Bona Nit Pitiüses estaba dedicado a la gestión del agua en nuestras islas. Nos hemos acostumbrado a ver imágenes lamentables de vertidos fecales en plena calle o directamente en el puerto de Vila, de tal modo que ya nos parece casi normal.
Al poner el programa de la TEF TV los datos en orden, a uno se le ponen los pelos de punta. La portavoz de la Alianza por el Agua, Alicia Morales, relató de forma exhaustiva las muchas tareas pendientes en la gestión del ciclo del agua.
Las fugas de agua suponen la perdida de 4,6 hectómetros cúbicos al año, casi el triple del consumo que hace la agricultura (1,7 hm3), que además sufre restricciones cuando hay una prealerta de sequía. El municipio de Sant Josep pierde más de un 40 % de su agua por las fugas.
Una vez más, hay que mirar a Formentera, que vuelve a ser ejemplo de cómo se deben hacer las cosas. Morales alabó la gestión del agua de esta isla, que, con no pocos esfuerzos, ha conseguido cerrar el ciclo, desde su desalación hasta su depuración y reaprovechamiento.
Construir un mamotreto como la estación de Sa Coma, para depurar y reaprovechar buena parte del agua de Ibiza y no poder utilizarla porque no se han hecho las conexiones, es exactamente igual de absurdo que tener un flamante tanque de tormentas que no se ponía en marcha por faltar la cometida eléctrica y tan surrealista como invertir ocho millones de euros en una balsa y sistema de riego para aguas depuradas en Formentera y tardar ocho años en ponerla a funcionar, con lo que hubo que proceder a su remodelación.
Es un tema muy complicado, con muchas administraciones implicadas y, por lo visto, con una planificación bastante lamentable, pero los ciudadanos debemos ser extremadamente exigentes en este asunto, porque el agua es vida y puede ser muerte.