El pasado jueves, a un descerebrado anciano se le ocurrió poner fin a sus discrepancias familiares a tiro limpio.
La trágica situación pudo acabar mucho peor. Por fortuna, el único fallecido fue el agresor, que podía haber descerrajado el tiro en su cabeza antes de liarla. El nieto, de 22 años, sigue recuperándose de las heridas en el hospital y la nuera, con un solo rasguño y un disgusto que no va a olvidar en la vida. No podemos olvidar a la criatura de 11 años que lo presenció todo desde el interior del coche.
No quiero entrar en más detalles, pero, una vez más, un suceso poco habitual en una isla tranquila pone de manifiesto una de las carencias graves de Formentera. La única ambulancia del 061 operativa en la isla durante el invierno sólo pudo trasladar al agresor al que intentaban reanimar. Los dos heridos de bala, uno de ellos grave, fueron llevados al hospital en coches de la Policía Local y de la Guardia Civil. En el caso del chaval, las heridas eran graves y, en ese momento, la asistencia es vital.
Los sindicatos de emergencias sanitarias han advertido en muchas ocasiones que una situación así podía producirse en cualquier momento. Afortunadamente, la gente no se lía a tiros con mucha frecuencia, pero siempre hay un primer día. ¿Se imagina qué pasaría en Formentera en caso de un accidente múltiple, o un infarto en la Mola y otro en la Savina al mismo tiempo?
Una vez cerrado el parque temático para turistas, se retira la ambulancia de soporte vital básico avanzado y se deja únicamente una de soporte vital básico. Las obras de la nueva base del 061 no comenzarán hasta finales de este año y acabarán cuando acaben. Hasta entonces, guarden las pistolas, no tengan accidentes y, para un infarto, ictus o similares, pidan cita previa.
A todo esto, el pistolero ya había sido denunciado por la familia, que pidió una orden de alejamiento que no fue admitida. Pues eso.