En Ibiza sufrimos muchos problemas: el drama creciente de la masificación, la escasez de vivienda, la falta de mano de obra para ofrecer un servicio digno a nuestros visitantes, la situación precaria de la atención primaria, la falta de médicos oncólogos, el desastre de la movilidad en Vila o la burocracia delirante. Pero para el PSOE y para PODEMOS, un contrato con una productora que apenas representa el 0,27% del presupuesto de 2020 de la institución insular es «el caso más grave y preocupante de la historia reciente del Consell». Según ellos este contrato ha generado «alarma social entre la ciudadanía», de hecho, no se habla de otra cosa en la calle.
Es sorprendente que dos formaciones que hace tres escasos años estaban en el gobierno demuestren un nivel político tan paupérrimo y estén tan alejados de la realidad que realmente sufren los ciudadanos a los que deberían representar. Tres años llevan repitiendo el mismo mantra sin ser capaces de hacer una oposición mínimamente digna, constructiva o útil, tan sólo puro histrionismo infantiloide.
Sus fingidos aspavientos no tienen otra razón que intentar crear un escándalo para atacar a Vicent Marí. Por ello hacen el ridículo también en Santa Eulalia pidiendo explicaciones por causas incluso archivadas por su ridícula Oficina Anticorrupción. Si de verdad les preocupara en qué se invierte el dinero del contribuyente, tal vez dejarían de alimentar oficinas sin competencias y chiringuitos allí donde gobiernan con cargos y familiares que se quedaron en la cuneta tras las últimas elecciones.
Deberán los socialistas dejar de insultar la inteligencia de sus votantes, enmendar la inoperancia del políticamente fallecido Vicent Torres y despertar de su letargo si no quieren seguir «islados» del gobierno insular.