Nos encontramos ante una clara manifestación de cómo actúa Dios para salvar a los hombres. Jesús llama individualmente por su nombre a Zaqueo pidiéndole que lo reciba en su casa. El Evangelio subraya que lo recibió con prontitud y gozo. Recibió al Señor con alegría. La misión de Jesucristo es salvar lo que estaba perdido. Recordemos la parábola de la oveja perdida, ¿Quién de vosotros teniendo cien ovejas, si pierde una no deja las noventa y nueve y va en busca de la perdida hasta que la encuentra? Al encontrarla se la echa sobres sus hombros y comunica su alegría a los demás; he hallado la oveja perdida. En el Cielo habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por 99 justos que no necesitan del perdón y del amor de Dios, porque ya disfrutan de la felicidad eterna. Jesús, el Salvador del mundo ha curado a enfermos, ha resucitado a muertos, pero sobre todo ha traído el perdón de los pecados y el don de la gracia a los que se acercan a Él con fe. La misión del Hijo de Dios es salvar lo que estaba perdido.
Zaqueo reconoce que tiene algo de que arrepentirse. Pero lo cierto es que quiere ver al Señor sin duda movido por la gracia, y para ello pone todos los medios a su alcance. Se sube a un árbol, porque era pequeño de estatura y la muchedumbre que acompañaba al Señor, le impedía verlo. El árbol al que se subió dice el Evangelio, se llama sicómoro. Dicho árbol es semejante al moral, pero de más altura y de tronco más grueso.
Zaqueo, en su inmediata correspondencia a la gracia, manifiesta el propósito de devolver cuatro veces más de lo que injustamente podría haber defraudado, además entrega a los pobres la mitad de sus bienes. Lo malo, comenta San Ambrosio, no consiste en tener abundancia de bienes materiales, se puede hacer mucho bien ayudando a los necesitados. El que tiene mucho puede ayudar mucho, el que tiene poco, puede ayudar menos. Pero todos podemos ayudar en muchas cosas. Recordemos las Bienaventuranzas. En el día del juicio el Señor Jesús nos dirá: tuve hambre, tuve sed, estaba desnudo, estaba enfermo, estuve en la cárcel…. y fuisteis a verme. ¿Cuándo, Señor dirán los justos? Cada vez que hicisteis esto; conmigo lo hicisteis, y estos irán a la Vida Eterna. Con obras de misericordia, el Señor será misericordioso con nosotros.