Todos recordamos, sobre todo los que navegamos, la campaña institucional que se inició en 2.015 promovida desde la Conselleria de Medi Ambient del Govern y apoyada por la práctica totalidad de los partidos políticos (sesión parlamentaria 15 de marzo 2016) satanizando a la navegación de recreo, que no a la otra, a la que hacían y siguen haciendo responsable de la desaparición paulatina de la posidonia en el Mar Balear, ello a pesar de reconocer la propia Conselleria que con los datos de que dispone «la afectación que pueden tener los fondeos sobre los 1.000 km. cuadrados de extensión de la posidonia en las Baleares no llega al 2 de su superficie», hoy con las actuales limitaciones una extensión mucho menor. Y a pesar de un informe elaborado por la Consultora Tecnoambiente presentado en la Cámara de Comercio en marzo de 2.018, con presencia de responsables de la Conselleria, que recoge «que el impacto que pueden tener los fondeos sobre la planta -en el peor de los escenarios posibles- es de un 0´0003 % del total de la Posidonia existente en Baleares».
Pues bien, el pasado día 16 de diciembre este periódico publicó un artículo titulado La densidad de la posidonia en Cabrera (en la que hace décadas no se fondea) se ha reducido a la mitad en 20 años, aludiendo a un informe del IMEDEA que determina que las causas de dicha reducción se deben a «las aportaciones de materia orgánica -sobre todo en la zona del puerto de Cabrera y a los pies del Castell-, la proliferación de algas -relacionado con la primera causa- algunas de ellas exóticas y el calentamiento global, así como otras como la falta de hierro de la planta».
Con ello se da la razón a lo defendido por los Navegantes durante años, con el interesado silencio de ecologistas y administración. No estaría de más que alguien, ahora y aprovechando que está de moda, pida disculpas a los navegantes por negar lo evidente: que el fondeo de las embarcaciones no es en ningún caso un factor determinante del deterioro de las praderas de posidonia que cubren el Mar Balear.
Añadir a ello, que, según el referido informe de Tecnoambiente, el primer responsable del deterioro de la Posidonia en las islas, y reproducimos literalmente, lo constituyen «los vertidos de aguas residuales, que en época estival pueden estar arrojando como mínimo unos 200 millones de litros de agua al día, un volumen que sobrepasa la capacidad depuración y afecta de modo local y general a los ecosistemas y que los tres emisarios sobre la pradera de posidonia existente en la Bahía de Palma podrían haber afectado a un total de seis millones de metros cuadrados de superficie de fanerógrama marina». Y que otro de los enemigos de la posidonia muy por encima de los fondeos son «los vertidos de las aguas hipersalinas que vierten las seis plantas dessanilizadora (bajo la titularidad de la administración), más de 15 millones de metros cúbicos al mar al año, con una concentración de sales de casi el doble que la propia del mar mediterráneo, que en función de su sistema, puede desplazarse al fondo impactando de forma severa sobre los ecosistemas mas sensibles y causando un mayor daño que los fondeos».
Pues bien, a pesar de ello, en julio de 2.018 se aprobó por el Consell de Govern el Decreto 25/18 sobre la conservación de la Posidonia Oceánica dirigido básicamente a prohibir el fondeo en forma inmediata pero sin limitar, regular, ni prohibir los efectos de las depuradoras, ni de los emisarios que descansan sobre las plantas vertiendo las aguas contaminadas. Y como consecuencia la Conselleria de Medi Ambient a día de hoy ha incoado miles de expedientes por fondeos sobre o cerca de la planta a los navegantes con independencia del daño que hayan podido causar y sin embargo hasta hoy, o por lo menos según un informe del Seprona hasta febrero 2.022, no se ha incoado ni un solo expediente a las distintas administraciones responsables del funcionamiento de las depuradoras, emisarios o desaladoras.
Por desgracia, això no te arreglo, porque hoy el mensaje hábilmente difundido está por encina de la realidad. Se seguirá satanizando a los navegantes que cada día vemos más limitado nuestro derecho y espacios en donde navegar, mientras la Administración sigue contaminando y poniendo en peligro la posidonia, cientos de miles de personas sin apenas control ocupan nuestra playas sin al parecer causar daño alguno sobre el ecosistema y el mar balear y su entorno, se siguen construyendo o reformado grandes obras sobre el litoral y el clima y la temperatura se van modificando. Pero los culpables del deterioro de la posidonia son los que navegan y fondean. Aixè és el que hi ha.