Los resultados de Unidas Podemos en las municipales y autonómicas del 28M en Ibiza, en Baleares y en toda España son una tragedia. Así lo admitió Pablo Echenique. Han pasado los días y absolutamente ningún dirigente nacional ha renunciado al cargo, él tampoco, como se lamenta el vicepresidente en funciones del Govern, Juan Pedro Yllanes. Pese al trágico resultado, al contundente mensaje de los electores, no ya de apartar del poder a la formación morada, sino apartarles de las instituciones, ni para hacer oposición, nadie ha dimitido y se ha marchado a su casa. Ayer mismo, la Ejecutiva de Podemos en Baleares, encabezada por Antònia Jover, la candidata a presidir Baleares que ni siquiera ha logrado el escaño de diputada, ofreció una rueda de prensa donde se anunció que ponían sus cargos a disposición del Consejo Ciudadano Autonómico, órgano que ellos mismos controlan ya que son mayoría. Vamos, que encima de ser responsables de la hecatombe, se permiten el lujo de chulear y de chotearse de la gente. Una dimisión en diferido.
En Ibiza, la situación no es mejor. Ese grupillo de jóvenes amiguetes que presentaron por candidatos, que más parecían una pandilla de colegas reunidos para jugar al World of Warcraft, Gloria Santiago, Óscar Rodríguez, Fernando Gómez, Guadalupe Nauda y Marta Maycas, entre otros, han recibido el más contundente de los revocatorios ciudadanos imaginables. ¡Largo! ¡Fuera de las instituciones! ¡No os queremos ni en la oposición! Su crédito político es cero. Su verborrea de neocomunistas sabelotodo es insufrible. Su demagogia, abismal. Su populismo provoca urticaria a los ciudadanos. Tan jóvenes y tan incompetentes, tan ignorantes, tan sordos, tan arrogantes. Pero a pesar de la nota obtenida, nadie dimite. No es que no estuvieran preparados para gobernar, es que no lo están ni para estar en política.