Que hablen de ti por tu talento, por tu esfuerzo, por tus logros y por tus actos. Que hablen de ti por tus regates, por tu velocidad, trabajo en equipo y por ser una de las mejores futbolistas de nuestro país.
Que hablen de ti por haber ganado una Champions League, siete campeonatos de liga y cinco Copas de la Reina.
Que hablen de ti por haber sido la máxima goleadora del campeonato español en cinco ocasiones, la máxima anotadora histórica del Barcelona y por haber recibido el Balón de Plata.
Que hablen de ti por ser Jennifer Hermoso: la autora de tres de los goles y de dos de las asistencias que os han convertido en campeonas del mundo con la Selección absoluta de España femenina y que, solo con eso, callen quienes no tienen argumentos.
Que no osen decir en un titular que has dejado caer al presidente de la Real Federación Española de Fútbol, cuando se ha lanzado él mismo a los abismos de la polémica con tres gestos: tocarse los genitales junto a la Reina y la princesa Sofía, besarte en la boca sin tu consentimiento, y llamar «idiotas», «tontos del culo» y «pringaos» a quienes criticamos su acción. De los supuestos sobornos, corruptelas y orgias programadas no hablaremos, porque hoy queremos centrarnos en ti, en vosotras, en todas. A su rueda de prensa rechazado dimitir, sacando pecho y refrendando el machismo más rancio, mientras una horda de cromañones le aplaudía, tampoco podemos añadir nada más, porque cuando un cacique grita el pueblo, compuesto por hombres y mujeres, le calla.
Que hablen de ti por tu elegancia y por tu saber estar, por reconocer que no te gustó su gesto y por tener el valor de no querer firmar un comunicado afirmando que estabas de acuerdo en aquel gesto sin sentido, soez, fuera de lugar en un superior que casi te dobla la edad y que debe ser el último.
Si el presidente de una entidad que representa a todos los profesionales del fútbol de nuestro país se comporta así en público, no quiero ni imaginar las concesiones que se habrá permitido en privado. Hay periodistas que afirman que el acoso era diario, insinuándoles que se pusieran unas rodilleras para trabajar o preguntándoles cada día el color de su ropa interior. Todos le vimos, todos le sufrimos y todos querríamos que el protagonismo no fuese suyo y que por una vez hacer «lo que le sale de los huevos» le saliese mal.
Los medios de comunicación no podemos normalizar situaciones de acoso y de abuso de poder y tenemos la obligación de contrastar las fuentes, sobre todo cuando recibimos notas de prensa en las que una de las partes afirma hablar por las dos, omitiendo la versión de la otra. Tú no eres la «responsable» de que este elemento sea suspendido o cesado para dejar de ser la turbia imagen de nuestro fútbol, sino su falta de ética y de educación básica. Así que no, señor Rubiales, no somos simples, ni consideramos que ese pico fue un gesto muto de cariño: desde Ibiza, donde estamos mimando, homenajeando y agradeciendo su esfuerzo a Jenni, ella ha emitido un comunicado a través de FUTPRO, junto a su agencia de representantes (TMJ), para defender sus intereses tras incumplir usted el protocolo contra la violencia sexual de la RFEF, al darle ese oscuro ósculo.
Qué bonito ver otra vez a un país unido, feliz, brindando por la marea roja, y qué triste escuchar «chistes» sobre que el partido de la final se emitiría en el Canal Cocina. Qué bonito veros disfrutar de nuestra isla, con ese regalo que os hacemos todos los ibicencos para que descanséis tras el triunfo (un presente que pagamos con nuestros impuestos y que en ningún caso es gracias a ese ser), y qué rechazo me produce escuchar que «estáis bastante buenas y que no parecéis ‘machirulos'».
Mi sobrina Carlota ha empezado a jugar al fútbol, como su hermano, y en parte os lo debe a vosotras, porque sois hoy un referente firme para escoger espejos en los que reflejarse.
Jenni, que hablen de ti, que recuerden y ensalcen vuestros nombres por lo que habéis conseguido mientras los cromañones regresan a sus cuevas, y gracias, gracias por haber hecho historia en todos los sentidos.