Vila tiene un plazo de dos meses para desmontar la pasarela de madera y la caseta de los socorristas del Passeig de ses Figueretes. Una mala noticia considerando lo útil que son ambas instalaciones para los usuarios. La Demarcación de Costas y la Dirección General de la Costa, dependientes del Ministerio para la Transición Ecológica, son los responsables de la decisión, ante la que el Ayuntamiento estudia ahora cómo reaccionar. Pero, realmente, lo sucedido es única y exclusivamente achacable a la dejadez del anterior Gobierno municipal. A la dejadez y a esa actitud de «porque yo lo valgo» a la que nos tenían acostumbrados.
La pasarela y la caseta se instalaron antes de solicitar la concesión correspondiente. Y, una vez solicitada, la Administración estatal tardó la friolera de casi tres años en pronunciarse. Lo hizo diciendo que no autorizaba y que había que retirar todo. El Gobierno del socialista Ruiz ignoró totalmente la orden y, para cuando quiso reaccionar, lo hizo presentando unas alegaciones que tampoco tenían mucho sentido. Resultado: la Dirección General de la Costa y la Demarcación de Costas no solo ordenan la retirada inmediata sino que, además, imponen una multa de 14.000 euros.
La pregunta es por qué el Ayuntamiento decidió instalar estos elementos sin contar con las autorizaciones preceptivas para ello y por qué los mantuvo a pesar de que una Administración superior le indicaba que debía retirarlos. Y hay muy pocas respuestas a esa cuestión: la desidia y la soberbia, que ya hemos visto que eran la norma de la casa en la pasada legislatura. En casos como este yo pienso que los responsables políticos deberían responder con su propio bolsillo porque no puede ser que su incapacidad y su chulería tengamos que sufragarlas los ciudadanos. Ya sé que no sucederá pero no pierdo la esperanza.