El secretario general de la Federación Socialista de Ibiza, Josep Marí Ribas ‘Disgustinet', pese a presumir de lo contrario, no ha asumido todavía la amarga derrota infligida en las urnas en mayo del año que dejamos atrás. Lo demuestra el artículo publicado en el diario de referencia para la parroquia socialista que los lectores de Periódico de Ibiza y Formentera no podrán leer porque el exalcalde de Sant Josep mantiene su veto al grupo Prensa Pitiusa, lo que evidencia sus endebles convicciones democráticas. Para que venga a pavonearse de los ideales de su partido, con más de 14 años de historia, el mismo que estaba en el poder cuando en España se practicó el terrorismo de Estado. Como se ha quedado sin poder darnos su discurso como presidente del Consell d'Eivissa, nos endilga una perorata infumable con ese tono entre caduco y depresivo que le caracteriza, para reprochar al PP y Vox que «al contrario que el Partido Socialista», se negaron a aceptar los resultados de las elecciones.
Lo dice el jerarca socialista responsable de la debacle electoral, por la cual la izquierda no gobierna ni un solo ayuntamiento ibicenco, pese a lo cual su formación se llena la boca de hablar de la mayoría social, que ya se sabe que les pertenece en exclusiva, digan lo que digan las urnas. Insiste en su homilía en hablar de los dos modelos para Ibiza: uno maligno, depredador del medioambiente y semiesclavista, frente al benéfico y modélico que patrocina el PSOE. Muy pocos apreciaron las bondades del modelo socialista cuando gobernaron en el Consell entre 2015 y 2019, pero él sigue defendiendo que su modelo es el que Ibiza necesita, cuando los ibicencos le han dado la espalda descaradamente. Marí Ribas insiste en ser ese apático vendedor de crecepelo, que no se cree nada de lo que dice, pero de algo hay que vivir. Lástima que no defienda la ley de amnistía. Al menos nos reiríamos.