Nos recuerda la adenda III del Pacto Antitransfuguismo, de noviembre de 2020, que: «Se entiende por tránsfugas a los representantes locales, autonómicos y estatales que, traicionando al partido que los presentó a las correspondientes elecciones, hayan abandonado el mismo, hayan sido expulsados o se aparten del criterio fijado por sus órganos competentes». Según esta definición, el actual presidente del Consell de Formentera y diputado en el Parlament balear, Llorenç Córdoba, es un tránsfuga de manual, además de un político absolutamente indigno de los cargos que ocupa.
Tránsfugas en ibiza
Y como el transfuguismo está tan de moda ahora mismo en Mallorca, con cinco diputados rebeldes en el Parlament suspendidos cautelarmente de militancia de Vox por haber expulsado del Grupo Parlamentario de Vox a la presidenta de Vox en Baleares, la ibicenca Patricia de las Heras, y al propio presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, pues ahí que vino Josep Marí Ribas ‘Agustinet' a intentar pescar en río revuelto.
Durante el pleno del Consell d'Eivissa celebrado el viernes, el líder (es un decir) de los socialistas ibicencos, a quien se le ve últimamente muy hiperactivo, reclamó «que todas las fuerzas políticas cumplan el pacto antitransfuguismo». El día anterior, la diputada Pilar Costa exigió a Vicent Marí que se posicione contra el transfuguismo.
Vicent Marí no quiso entrar al trapo, y no estoy seguro de que hiciese bien, porque le podía haber tirado por la cara tan ilustres representantes de la FSE-PSOE el último episodio de transfuguismo registrado en Ibiza, gracias al cual retuvieron tramposamente la mayoría en el pleno del Ajuntament de Sant Antoni de Portmany.
Porque parece bastante hipócrita que el PSOE vaya dando clases de limpieza y honestidad democrática al PP, un partido que nada tiene que ver con la vergonzosa crisis interna en Vox Baleares, cuando ellos aún llevan restos del chapapote democrático dejado en 2019 por el cambio de bando político de Cristina Ribas Mountford.
Cristina Ribas era militante de El PI - Proposta per les Illes. Fue candidata de esa formación en las elecciones municipales de 2015 y obtuvo su acta de regidora. A finales de enero de 2019, casi al final de la legislatura donde Sant Antoni había sido gobernado (es un decir) por el tripartito PSOE, Reinicia y El PI, Cristina Ribas anunció su baja del partido por el cual había conseguido su cargo, pero que había decidido seguir en el consistorio y en el equipo de gobierno, manteniendo el cargo de concejala de Urbanismo, Actividades, Cultura y Fiestas.
La ruptura del tripartito estaba en proceso, por sus desavenencias con el PI de Joan Torres, menudo personaje felizmente apartado por la ciudadanía de la vida pública en las elecciones de mayo del año pasado. Con la salida del PI, el equipo de gobierno comandado (es un decir) por el alcalde Pep Tur ‘Cires' se quedaba sin mayoría en el pleno. Y gracias al providencial desencuentro de Cristina Ribas con su antiguo partido, PSOE y Reinicia, junto a la concejala tránsfuga, retuvieron esa mayoría.
Entonces al PSOE no le importó apoyarse en una concejala tránsfuga, que provenía de otro partido. Tampoco oímos a Pilar Costa ni a ‘Agustinet' ni a ningún otro líder socialista considerar siquiera a Cristina Ribas como una tránsfuga. Ya se sabe que los tránsfugas siempre son los otros, nunca uno mismo ni aquellos en quienes se apoya.
El transfuguismo es, a mi juicio, lo peor de la política. Lo más repulsivo y asqueroso, la corrupción a cara descubierta. Y siempre, siempre, siempre, tras un ejercicio de transfuguismo, busquen el dinero. En Mallorca, en Sant Antoni y ahora también en Formentera.