Por toda España corre una emoción muy grande ante el cruel asesinato de dos héroes de la Guardia Civil en Barbate. Familiares y amigos muestran su dolor con entereza y critican la falta de medios ante las mafias del narco. También la responsabilidad del ministro Marlaska, que debería dimitir y llevarse consigo al presidente felón, un nacionalista-socialista cursi como un repollo, ícono de tanto pijiprogre de vacía mentalidad woke.
La única vez que Putin estuvo a punto de caer de su puesto de Zar fue por su insensibilidad con los marinos del submarino Kursk. No es que se fuera de gala, pero escandalizaba que siguiera en su lujosa dacha mientras a la tripulación se le acababa el oxígeno. Luego se ha blindado tanto como ha demostrado su falta de empatía. El ejército ruso no le quiere, pero el antiguo espía dicta con mano de hierro gracias a su purísimo estilo KGB, cuyas técnicas se han exportado exitosamente a los comunismos-socialismos sínicos o caribeños, allá donde tienen de consejero al tensante Zoteparo.
Es muy peligroso esto de tener a sociópatas al mando. La mentira continua, la irresponsabilidad absoluta, el ego galopante de unos dirigentes extremadamente vulgares, carentes de cultura, simples viñetas de cómic hambrientas de poder.
Un caballero está obligado a luchar, no a vencer. Eso clamaba el caballero de la triste figura con un alma muy grande. A los guardias civiles los mandaron a la muerte, y no se arredraron. Honor, templanza, amor, cortesía y lealtad son virtudes caballerescas, esas mismas que no tienen los chacales narcos, que saben que si la Guardia Civil actuara como ellos pronto se acababa su negocio en el Estrecho.