Sant Antoni se queda sin la ruta directa con Dénia y Palma que Baleària había solicitado operar con el fast ferri Cecilia Payne, de 86 metros de eslora, entre el 14 de junio y el 30 de septiembre. Ports de les Illes Balears ha denegado la petición de la naviera de Adolfo Utor, por lo que la estación marítima de Portmany continuará restringida a buques de hasta 65 metros de eslora, lo que descarta a los ferris que transportan pasaje, vehículos y carga rodada. De forma irresponsable, la isla de Ibiza seguirá disponiendo de un único puerto en Vila, absolutamente saturado y al límite de su operatividad, como puerta de entrada de vehículos y mercancías, habiendo otra infraestructura portuaria que las autoridades prefieren tener muerto de asco y que se deteriore por el paso del tiempo y la falta de uso. Ahora se dice que desde Ports IB se ha encargado un informe de maniobrabilidad en el muelle de la estación marítima de Sant Antoni de Portmany, algo que nunca se hizo. Esto demuestra que la limitación de la eslora de los ferris aprobada en su día por el conseller socialista Marc Pons no obedeció a otra cosa que a impedir la llegada de ferris con vehículos. El Govern de Marga Prohens continúa con la política restrictiva en materia de conectividad marítima iniciada por los socialistas, aunque posiblemente sea la única que cabe hacer en estos momentos, donde el Ejecutivo autonómico del PP se muestra dispuesto a consensuar medidas para combatir la sobresaturación turística y para garantizar el bienestar de los residentes. Dado que el cambio reclamado por los ciudadanos hace ahora un año, no llegará a Sant Antoni, continuando con prohibiciones absurdas y arbitrarias, debemos exigir el desmantelamiento de la estación marítima. Acabemos con el escarnio de tener en medio del puerto de la bahía de Portmany un edificio inútil, que nos costó una millonada.