En contadas ocasiones, alguna página de Periódico de Ibiza y Formentera se tiñe de esperanza. Lo habitual en estas fechas es anunciar accidentes, robos, obras ilegales y desgracias. Pero hay excepciones que nos hacen volver a creer. Una de ellas ha ocurrido esta misma semana, cuando 20 empresas de la isla se han puesto manos a la obra (de manera literal) desinteresadamente para reformar el centro de acogida de Cáritas en Ibiza que dará cobijo a 21 personas.
Detrás de ese número, hay 21 almas y 21 realidades que con este gesto podrán dormir y tener un espacio que les acoja, gracias a un organismo que siempre ha estado ahí para tenderles la mano. El liderazgo de Caritas en la tarea de frenar la exclusión social es incontestable. Según el propio presidente, Vicent Marí, este organismo de la iglesia es capaz de llegar donde la administración no lo hace. Prueba de ello es este nuevo centro que ha contado con la participación desinteresada de un grupo de personas y empresas que no han dudado en arrimar el hombro cuando se les ha llamado.
Lejos de la imagen que algunos sectores pretenden ofrecer de la iglesia y los empresarios, la realidad es que tras ellos hay personas que, con esfuerzo, no sólo luchan por crecer, sino por llegar a los demás y lo consiguen. Todavía hay quien se aventura a criticarlos. Esas críticas suelen provenir de personas que no han hecho nada por el prójimo en su vida, pero se permiten sentar cátedra sobre el concepto de caridad.
Afortunadamente, los 20 capitaneados por Vibra Hotels y por el obispo Vicent Ribas han dado una lección de altruismo, demostrando que hay motivos para confiar en una Ibiza que no sólo busca riquezas, sino que también alberga un sector discreto que trabaja y ayuda, mientras otros critican y pontifican sobre lo que nunca han hecho.